Camina de noche en un lugar tranquilo, ya sea campo, playa o parcela, nunca en la ciudad. Ojalá haya una suave llovizna. Sólo camina, siente el viento y el agua rozándote la cara, cierra los ojos, escucharás sólo tus pasos, el ruido de animales distantes si es campo o parcela, o las olas si estás en la playa. No pienses, siente que no hay nada, que estás en la mas absoluta soledad, que solo tú existes. Sigue caminando, con seguridad, no hay camino, sólo eres tú, y tus pasos. No abras los ojos, solo vives, no eres nadie, eres un espíritu lejano.
Cuando sientas más seguridad y olvides que existe un mundo, corre, abre los brazos y sólo corre, siente el viento en la cara y la llovizna en tu espíritu, si deseas puedes saltar, no hay problema, nada existe con lo que te puedas tropezar, ¿qué importa si te ven?, eres sólo un espíritu, silencioso, sordo, mudo, invisible.
Desearás que no acabe jamás, pero la vida es así, todo como llega se va. En algún momento abrirás los ojos, serás persona, existirá la luz, el mundo, el sonido, todo creado por ti, ya que mientras tenías los ojos cerrados, nada existía, bastaba que abrieras los ojos y aparecía este mundo. Pero volverás, tal como no fue eterna tu transformación de persona a espíritu, tampoco el ser persona.
Terminará, aunque ese fin sólo dure segundos o minutos y luego volverás a la vida, te lo aseguro, terminará.
(escrito algún día de noviembre del 2004) |