Ausencia
Ausencia de ti, de mi, de nosotros.
Ausencia de lo que pudo ser y se perdió en rellanos de tristeza, en atisbos de soledad.
Ausencia de mi alma y de ese continuo despertar implorando tu presencia y añorando cada momento, cada soñoliento recuerdo de la noche.
Ausencia de ti, de mi, del tórrido romance que sólo existió en mis sueños, donde vida y muerte danzaban alrededor de nosotros y hacían fogatas con la unión de nuestros labios. Donde el mar y la tierra no tenían significado, donde tu presencia era eterna, donde tu mirada es eterna.
Ausencia de nosotros corriendo por el jardín tras las huellas de un amor incomprendido. De nosotros, de ti, de mi, del mundo que nos observa y juzga mis deseos como hechos y determina mi ilusión.
Ausencia de ilusiones, pescador de momentos que escapan a mi memoria y fluyen por las entrañas parando en el corazón. Se quedan ahí y desaparecen de mi cabeza, pero permanecen invulnerables en mis pupilas. Ausencia de vida.
Ausencia de nada, porque es lo que queda después de tu ausencia. Sillón sin brazos, hombre sin sueños, gente sin rostros y mascaras abandonadas en mundo de embusteros.
Ausencia de ti, porque dejaste un hueco en la soledad. Difícil misión la de encontrar lo inexistente, la de cubrir con tus brazos el frío que quema, la de buscar tu rostro que se vuelve inmaterial, la de sobrevivir a un suspiro.
Ausencia de ti en tu cuerpo, dejando a la deriva tu ingenuidad.
Ausencia de mí en mi mente, ingrávido ser que asoma al espejo y va desapareciendo ante el vapor matutino, ser desconocido que hace años no veía, cuerpo desaliñado con los ojos vacíos, ausentes.
Ausencia de soledad en reinos de desolación, se vuelve incomprensión hacia ese mundo del optimista, donde todo es posible y tu ausencia no es nada. Donde estas amarrada a mi ilusión y nada puede evitar que permanezcas, pero estas atada, y entonces prefiero perderte.
Ausencia de egoísmo, donde tu sonrisa es el rastro que me alejara de tu ausencia sin importar quien provoque la reacción de tus mejillas.
Ausencia de muerte y de vida, rutinaria existencia que solapa mis deseos y esta ansiosa de presencias. De Otelo sin celos, de Romeo sin Julieta y veneno sin tragedia. Del viento que mece tu largo cabello.
Ausencia de ti, de mi, ausencia de ausencias.
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