Agua: eres mi Sino, me sigues y me buscas.
La línea inquebrantable a través de mi tiempo.
Has sido desde mí, de mi cuerpo adquirido,
y a veces aflorando de mis ojos nostálgicos:
sorprendente sonido desde el alfa.
Un frágil tintineo cuando a veces
te transformas en liviana cortina inmaculada
desgarrada a jirones desde el manto nuboso.
Caudal indestructible
como arterias profundas de la Tierra
que respira en los bosques donde tú te derramas.
Nutriente revoltosa y cristalina
que limpias y que lavas el cuerpo y el espíritu
de inocencia o de culpa.
En ocasiones, disfrazada de omega
cuando en líquido espeso te conviertes,
te cabalga la muerte con su sello implacable.
Entras en noches de joven inocencia,
ausente de sonrisas
inundándolo todo con tu lodo envolvente
apagando los ojos de su luz,
en el túnel oscuro que no tiene regreso.
Hoy, el nuevo día alumbra los caminos vitales
y tú, icono de fecunda presencia
te donas como cáliz de cristal en la mesa familiar
donde las manos del padre, de la madre y los hermanos
se entrelazan y agradecen
el alimento que ha crecido a tu alero.
Sobre el mantel del pan compartido cada día
te absuelvo del dolor que has causado
porque también has sido para mí el instante divino:
cuando con lágrimas catárticas has sanado mi alma
y has lavado mi cuerpo.

Subido al Desafío de la Imagen 2, Poesía
21.09.2005