Desde lejanos riscos, dejaste caer tus sentimientos,
derribaste tus impetuosos remordimientos.
Engendraré polillas en mi interior para darte alimento,
a cada instante te daré vida y muerte, en mi sueño.

Deberías apearte en el filo del acantilado,
extender las manos, como levando velas
y guardar equilibrio eternamente
en cada uno de los grandes barcos.

Escalaste el monte de mis miedos,
dejando la terrible bandera fria, ondeante.
¿No es suficiente con mi voluntad?
¡Cuídate¡, podría querer saciar mis egos.

¿Querrías por favor tráerme y golpéarme?,
regálame un poco de agua,
dame la tregua que se le da a un rival memorable,
que por largo tiempo ha luchado en la calma.

¿Podría correr a tu encuentro?
¿Deberíamos presentarnos con el alma desnuda a nuestra cita?
Esperaré aquí arrodillado, escudriñando en mis estériles pesadillas
Los orfebres zoomorfos del matiz hermafrodita lucharan en su última batalla
contra la miserable y celosa tiranía de nuestro amor.