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Salgo a la calle.
Es probable que alguien me miré y que, hoy, yo no devuelva la mirada.
Camino.
Con cada uno de mis pasos, tal como se anuncia la lluvia, van apareciendo las palabras.
El autobús no llega, me impaciento; por fin lo hace y busco la felicidad que encuentro fácilmente: un asiento vacío y una ventanilla por donde se cuela el sol.
Con la urgencia de la espera acumulada, busco papel y pluma en una cartera que siempre ordeno, pero nunca lo suficiente.
La pluma – ¿la habré dejado en casa? – Doy con ella y mi felicidad es completa.
Todo el viaje es todo el tiempo y tengo sed de hablar conmigo.
No es que no haya pensado ciertas cosas antes, pero desde el corazón me escucho diferente.
Es un lenguaje llano, sin tropiezos.
Me cuento que tengo la impresión – siempre la tuve – de que no he de vivir lo suficiente. Claro que la lógica y los escándalos cotidianos, ayudan a sostener la gran mentira.
Estas ganas de más, de sumar tiempo, se fueron satisfaciendo con objetivos logrados, o no, de maneras diferentes.
Hoy, ya caído lo accesorio, es un placer contar conmigo, incondicionalmente conmigo.
Entonces siento que necesito pausas para que termine de decirse lo que aún calla, no hay pretensión en ello de contenidos importantes, menos aún de formas corregibles, es el deseo de abrir camino a esa libertad que bulle dentro. Es un borbotón de ideas que aún ignoro y se atropellan ante la ley que impone la palabra.
No admiten “simultáneos” y el “una a una” es tan difícil...
Cuando todo conspira con distraerme, es ardua la tarea de andar buscando sentidos; a mi favor: no soy presa fácil y no escatimo presencia cuando converso conmigo
No le temo a la locura, así que no hay problema: voy y vengo sin enredarme en los espejos. Soy sin remedio, mi primer destinataria.
Vuelvo y pienso: no hay tanto tiempo para decir cuanto ansío, no atesoro la ilusión de dejar dicho algo especialmente valioso.
No sé qué es, no sé si son palabras que tejen redes o inauguran agujeros. Pero hilvanar palabras, es el mejor juego que descubrí en la vida.
Me convoco y aquí estoy y escribo...
© Cristina Chaca |
Texto agregado el 08-10-2005, y leído por 237
visitantes. (4 votos)
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Lectores Opinan |
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17-05-2006 |
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Buena prosa y mejor poesía... aukisa |
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12-10-2005 |
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Yo no me hago problemas, para mí todo es muy simple, es como tomar agua con las manos, "si no aprovechas el momento, se te escurre entre los dedos".
Me recuperé de pensar, eso logra tu narrativa, eres una persona especial, definitivamente. No hay de qué preocuparse, simplemente....."no cambies nunca"
Mis ***** y un Suspiro Limeño, que volando llegue, "y te abrase en tu paradero". luisalbertocastro |
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10-10-2005 |
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También me convoco, impaciente o temeroso me convoco y me presento; y también en ocasiones (a menudo) cuento con la dicha de un concilio y un encuentro.
Más allá de la literatura me gustó esta foto. encontrarme seisenpunto |
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09-10-2005 |
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muy buena narración amiga,un besito ***** lagunita |
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08-10-2005 |
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La verdad es que me cuesta ser objetivo contigo Lancy, es que me identifico mucho con lo que escribes, esntonces, o esta muy bueno o me estoy creyendo que me lo dices a mi, asì como contandome bajito. Un abrazo y mis estrellas todas SalvadorPascal |
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