Se dilatan mis pupilas al mirar a un horizonte desentendido. Poso mi mirada a un punto que no veo. Cierro mis ojos tan lentamente que parezco dormir... Y pienso en el ayer que me caracteriza. A veces ni siquiera sé quién soy. Trato de buscar mi identidad por aquellos lugares donde jamás imaginé encontrarme. Mi mirada ya cansada, ve un mundo imperfecto, donde bajo de una gran nube de preguntas y pongo los pies en el suelo. Ese suelo lleno de huellas pasadas. Inundado de llantos, con nudos en las raíces de los árboles del arrepentimiento. Mis lágrimas vuelven a caer, y esa pequeña gota hace que rebalse la laguna de contradicciones, y despejan cada huella del camino, dejándome así, comprender lo que es vivir. Sólo cansancio hay en mi cuerpo, mi cabeza rodeada de gritos y susurros, hacen que suavemente me acueste en un colchón de pañuelos mal llorados. Con resentimientos desaprobados. Levanto mi mirada nuevamente al horizonte, y veo ese punto tan buscado que me llama y hace que despierte de inmediato... Ese punto sos vos.