Casi por un segundo aborrecí la idea de dejar de dormir,
El tiempo se ha detenido en la carretera fría por excelencia y poco presumida en sus días cálidos, ahora mientras aprovecho este bostezo del universo premeditaré mas desaforadamente mi inminente final y mi voraz obsesión por no ser,
Pero al haber comenzado a cerrar su boca
Este orbe egocéntrico, se me arrebató lo que nuca tuve... tiempo.
Todo vuelve a la común irreverencia cotidiana,
La carretera comienza a sangrar y yo, nunca me he detenido...
Texto agregado el 08-10-2005, y leído por 124
visitantes. (4 votos)