Agosto 14/2005

Ya no quiero callarme los silencios que se me atragantaron con tantas palabras ajenas, a dos minutos de las cinco de la mañana, en la lejanía absoluta que representa dormitar en un espacio desconocido, estoy reflexionando en las vehementes concupiscencias arrojadas en cada paso que doy...
Vuelvo una y otra vez al enfermizo circulo que me conjura a hablar solo de mi misma, debería ya hablar de algo interesante, pero no quiero, ni siquiera mis ambivalentes pensamientos me evitaran seguirlo haciendo, me han dicho que son mis silencios los que le dan respuesta a lo desconocido, que soy mas de lo que debería ser para mas de uno y menos de lo que cualquier cosa es para otros, me han dicho que dormir no es una perdida de tiempo (si que lo es), que el negro no me va bien, que san Nicolás o cualquier otro dios navideño existe, y que el mejor momento del día es cuando no estoy cerca, me han mandado a inmiscuirme entre el mundo de la coprofagía mas una vez, me han engañado, insultado, mordido, pateado, besado, halagado y emulado millones de veces, y también he levantado mi dedo medio y mi puño, incluso mi otra mejilla para seguir siendo blanco de azotes o para emanciparme contra ellos, también como todos fui aventada a empujones de un viscoso recinto residencial para exhalar mi primer suspiro como ser humano, he muerto ya algunas veces entre tantas batallas y suicidios de los que aun no prescindo, y si, he odiado y amado como nadie podrá hacerlo con el sutil desespero de un paso moribundo, y con la acérrima fuerza de los mares embravecidos, se hacen tantas cosas por inercia y necesidad que a menudo nos convertimos en diminutos palacios de la estupidez y nos desintegramos como una gran montaña de arena... y todo el poco esfuerzo que hago ahora por ser cabal y coherente de repente no tiene procedencia, siquiera sangre que corra por sus venas.
Impresionante como le haces para no regalarle a las mejillas corroídas por el tiempo un ligero roce salino, realmente no me importa de donde carajos provino todas esas vísceras entrecortadas por claros de lunas y fluidos compartidos que llaman amor, no se si exista una definición para tan errado y perfeccionado concepto, solo importa que duele, duele como una gran hendidura en la base principal de mis nervios corporales, y que mientas ese mal necesario sigua alimentando mis sádicas pasiones recordaré que después de todo no solo soy eso que creía ser y que hay vida en alguna parte de este poco transitado terreno baldío, la cosas menos rotundas suelen ser las mas indispensables, no seamos descartables solo por tener sentido, eso no lo tendría en lo absoluto, mi desatornillado saludo lector, curioso, amigo y no tanto, el secreto de no odiar esta sarta de balbuceos almáticos consiste en no medir los metros de cordura que posee, no existe evidencia de un centímetro siquiera...
Al haber engendrado tan ensordecedor elemento de la locura introspectiva de una mortal mas comprendo lo que mi madre sintió al verme por primera vez...