Despierto, el silencio tranquilo se torna desolador, abro los brazos y siento el espacio frío de la sábana que mi cuerpo no tocó esa noche, no hay calor, no hay amor.
Me incorporo despacio, haciendo un esfuerzo sobrehumano para mover el alma, pues la tristeza pesa mas que la culpa y la soledad hiere profundo como un puñal en manos de la venganza, como el cielo se nublan mis ojos, rompe a llover.
El llanto no cierra las heridas, la angustia de abrir los ojos y no verte, busqué en cada rincón del mundo sin hallarte, me mueve la ansiedad de volver a verte… sólo un sueño me permitió tenerte.
Amor, perfecto como siempre soñé, la paradoja hace un nudo en mi corazón y el destino se ríe de mi suerte.
Tanto tiempo anhelé tenerte, me bastó abrir los ojos para perderte.
Las horas pasaban mientras en mi mente dibujaba la ternura de tus besos, el tacto suave de tus caricias… me tomaste!!
Maldigo mil veces el sol de este nuevo día cruel que me revela la realidad para atormentar mis deseos… adormecida entre las frías sábanas mojadas en llanto caigo rendida por la oscuridad de la soledad.
Claridad, a través de mis párpados aún cerrados observo con aletargado desdén que el sol sigue ahí…
En silencio escucho un respirar, mi corazón late deprisa, los nervios me invaden… tu cuerpo choca con el mío, ¡Que hermoso despertar viendo que con ese amor que sentimos me mirabas amanecer!
Acaricias mi pelo como de costumbre, me envuelves en tu calor, eres real…
La vida a tu lado es el verdadero sueño del que jamás despertaré, la oscuridad se aleja, tu piel me arropa, tus manos me cobijan, tus palabras me acunan, vuelvo a dormir.
Protegida y amada me siento a tu lado, no tengo miedo de volver a soñar pues sé que al despertar me seguirás amando como yo a ti, para siempre.