Corro desesperado a mi "locura",
manchando de corrector el lapicero,
el secante hecha sorbos de tintura,
por las hojas arrugadas del estero.

Mitigo con ello mi tardanza,
recorriendo a pecho erguido mi carrera,
amputando mis errores, mis andanzas,
conección impostergable del que espera.

Me prometo un bautismo sin resongo,
aprovecho el gérmen de mi astucia,
y confío que si actúo y me dispongo,
dificulto que me enrede en tu sentencia.

Me encuentro condenado a lo indecible,
disfruto de las risas picarescas,
si se encausa o se indulta, es plausible,
que mis días sean sueño y no grescas.

Si me empleo en componer este edificio
los adobes los cosecho desde el huerto
y supongo que las gredas del inicio,
tratarán de decirme que estoy en lo cierto.-