Hoy, por ejemplo, me sorprenden unas golondrinas cuando recién el frío escindía la madrugada. Mi alma, suspendida en el vuelo, se encumbra en la ráfaga del tiempo recordando otras madrugadas, quizá aún más frías… pero menos solitarias…
Entre todas las aves, las golondrinas y los picaflores llegan plenos de recuerdos alrededor de un níspero y de canas plateadas; las manos que abrigaron mis sentimientos y dieron forma al mundo para el que hoy descansa…

He planeado mil veces las horas del día, incluso de largas noches que siempre se acortan al aproximarse las alboradas. Pero el inexorable, el persistentemente fatal tiempo siempre me alcanza. Por tener un respiro recorrí cien años desde el río a mi casa, para evitar sesgos a la hora de interpretar la ausencia del que amo… Quisiera andar contigo recuerdos y emociones, conocer lo esencial de tu espíritu más allá del frenesí de las batallas…

En medio de la semana comprometí mi tiempo en horas, minutos y segundos, resolví un intento de corrupción en forma diplomática…
En medio de la semana pensaba en ti; ahora me haces mucha falta… Quiero en tu abrazo refugiar la imperiosa necesidad de escapar, de sentir, de percibir la savia de la vida manifestándose intensamente. Debes contener lo que siento… o me pierdo quien sabe donde…

El amor no es un compromiso, no es una espera, es lo que se vive día a día, en un instante cualquiera… Es un gesto, una palabra, una caricia. Es sentir el amor de otro que atrapa tus impulsos para darle curso seguro hacia la felicidad. Es ver en otros ojos lo divino del alma, es la fusión del espacio etéreo de dos. El amor se vive, se siente, se palpa. El amor somos dos, no cada uno por separado…

Mitad pájaro, mitad mujer, voy a tu encuentro todas las mañanas… Brotando de la tierra la primavera me anuncia que anidaremos juntos un nuevo invierno. El estío, entre tanto, fundirá nuestro deseo de dorados matices para colorear de sueños la aurora temprana de la revolución.

Una violeta tardía me trae el aroma dulce de cada encuentro. El curso del agua se agolpa en mis venas y una tormenta de pasión desatada me impone la urgencia de contar con tus ojos y tus manos… Con el encuentro total, alma y deseo desbordados, fusión de cuerpos entrelazados remontando en la agonía celestial del placer…