Luces claroscuras,
en mil espejos reflejadas,
me enceguecen, haciendo cerrar mis ojos,
y obligandome,
a buscar refugio en la locura,
que se gesta en ideas insanas,
descubiertas, casi perdidas,
en el fondo de mi mente.
El frío se cuela, entre espacios vacíos,
de mi piel y de mi alma.
Luz que brilla, pero no da calor.
Más me entume,
llegando hasta los huesos,
donde se siente como carcomen,
vicios ocultos, no reconocidos,
atravesando y destruyendo,
dogmas y creencias,
los paradigmas que gobiernan.
La sangre fluye,me descubro vivo,
en este yo que hace mucho,
oficialmente,
muerto ha sido declarado.
Despierto confundido,
tomo conciencia que reviví
y me desplazo entre luces,
que al igual que un faro,
guian mi avance, hacia un destino,
que borroso surge de entre las sombras. |