El que busca y no encuentra provoca, rígido, las invitaciones del exterior de su mente. Atiza sin disciplina al flujo de la espontaneidad, y nunca encuentra debido a su extremada ansiedad por encontrar.
Quien escribe y no cuenta se olvida de la redención de su propio público, de su propia idea.
En este tiesto malogrado ya de tanto humano suelto nos movemos todos hacia destinos que en tantos casos ni siquiera nos alentan!
Y en nuestros viajes no hay caminos. Sólo metas. Y, por supuesto, puntos de salida.

Cegados por la increíble atracción de acabar las cosas, el recorrido hasta lograrlo pierde todo el sentido. Olvidamos siempre las cosas más importantes. Vemos sólo puntos donde habría que disfrutar las trayectorias. Es una lástima. Y quizá es por eso que nunca la especie humana ha aprendido nada. Ni lo hará. Continuará cometiendo los mismos errores en las mismas situaciones. Y echará la culpa a lo imprevisible, a lo que no puede controlar.
Y así sigue girando todo esto, y girando...girando de una forma que ya me empieza a parecer un tanto estúpida, tantas vueltas, tantas vueltas......

quizá es que estamos todos mareados...