La noche se acercaba, yo buscaba tu calor, por un momento creí tu cuerpo lejos del mío, pero fue sólo un momento, pues me invitaste con tus ojos descubiertos a deleitarme nuevamente con lo incierto.
Me acerqué a tí, tranquila, confiando y disfrutando los movimientos, por fin sentí tu alma fusionarse con la mía, en un abrazo sincero y la mirada pasiva.
El silencio invadió la noche que llegaba para nosotros, el silencio se hizo cómplice de tan bella imágen de los dos.
Ni la luna se asomó a espiarnos, pues sabe que no es bienvenida, en cambio vino el frío y la lluvia con amenazas de despedidas, sin saber que su presencia causaría aún más nuestra alegría, al tener que acercarnos un poco más todavía... Por fin hasta el tiempo calló, cuando tu expirar se convirtió en mi respiración, tragué tu alma aquella noche y tú te llevaste mi más dulce amancer, sin dolor de pérdida, ni sin saber qué hacer, pues te tengo para siempre, pues me tienes donde quieras, no hacen falta explicaciones, es amor de primavera. |