Optaré por habitar en un barril en el medio de una ciudad populosa. Allí me encerraré y saldré será como a los cinco años. Mientras tanto cavaré todo lo que mi imaginación sea capaz de captar por las influencias sobre la superficie del barril.



Sentadito calladito tomaré de toda la energía de la gente que le envíe con los ojos al barril, esperaré y, cuando escuche una voz en mi cabeza que me de la impresión de ser una nueva presencia la pintaré.



No veré el día ni la noche, pero de seguro sentiré las diferencias por que las hay,





Beberé del rocío y masticaré cucarachas crudas que caigan en mi poder. No tendré libros para leer y no me comunicaré con nadie a través de internet, es más: nadie sabrá nada de mí.



Saldré vestido como un loco y con harapos de ese mi barril habiendo dibujado en su interior el rostro y las formas de los verdaderos entes que crean esta realidad, la de la calle, la del mundo de todos los días, la de las avenidas, la de los residentes y turistas. Todos los entes fantasmales que habitan en este espacio - tiempo circunstancial de la vida sobre el planeta Tierra estarán dibujados por mi poderosa y psíquica mano. Luego venderé las tablas del barril en algún mercado o a algún millonario extravagante que sepa admirar las cosas que yo sé, luego de vender los dibujos y de obtener lo que deseo me comeré un perro caliente con papitas, cebolla, repollo y doble de mostaza. Si no te gusta mi idea hazlo tú.





... pero no me critiques a mí