y si acaso alguien ejerce un poder real sobre la voluntad de todo el resto de la humanidad a mí no me importa, sabré defenderme. Las necesidades básicas del ser humano son pocas, muy pocas, creo que la única innegable es la necesidad de comer, ni siquiera techo es básico-básico. Todo el resto no es más que una cuestión de cambio y de acostumbramiento.
El verdadero temor de los seres que no se transforman es el temor al cambio, para eso son capaces de formar aspilleras en sus castillos psicológicos, desde allí disparan hacia la realidad y con el resultado final de lo que desean construyen los bloques con el que hacen el castillo que posteriormente habitan.
Sin embargo, cambiar implica una destrucción de la visión del mundo, de todo aquello que se creía. Implica un combate en contra de los miedos que se dan como excusas para mantenerse en la posición acostumbrada habitual.
En una posición habitual el ser humano obtiene toda la energía que necesita del mundo (al menos eso parece) horas sentados frente a los televisores masticando Mc Donalds y, fines de semana en un centro comercial, una tarjeta de crédito y un coche y posiblemente un trabajo en una oficina. Después de cinco años de ese training el individuo queda con una imagen bastante sólida de sí mismo y del mundo; si ha luchado para forjarse en una jerarquía el cambio le parece absurdo y es capaz de luchar con su vida para que no se de. Porque esa posición habitual, habituada, constituye lo que para él o ella es la vida.
Sin embargo un cambio implica un movimiento, un desplazamiento de las costumbres y cuando el cambio se da se van encontrando las ventajas de la nueva situación: liberación de tóxicos, deslavaje del cerebro con la posibilidad de sentir el propio pensamiento, adelgazamiento hasta un punto más saludable, energía en lugar de cansancio y, probablemente lo más importante de todo: seguridad en uno mismo, noción de resistencia del organismo frente a nuevas circunstancias y, probablemente este descubrimiento ayude a combatir la mezquindad tan implantada actualmente en la gente que se hace llamar común.
Irónicamente el ser humano fue construido para los cambios ya que las posibilidades de los individuos y del organismo humano son múltiples. Irónicamente, las personas que no cambian, que luchan para no cambiar cada vez necesitan de más cosas que no necesitan en la realidad, se vuelven avaras y codiciosas mientras se mantienen constantemente en una misma posición y, por más que obtengan nunca parecieran estar satisfechas: es un mecanismo psicológico compensatorio de una necesidad intrínseca que luchan por no escuchar.
El individuo se revitaliza cada vez que debe de adaptarse a una nueva circunstancia: las partes dormidas del ser debido a una posición habitual vuelven a la superficie, el individuo al salir de la rutina reaviva su inteligencia y su capacidad de readaptación y todo ello es el redescubrimiento de la vitalidad.
Después de mucho tiempo en una misma postura la muerte va halando lentamente, cuesta levantarse en las mañanas, salir de la cama se convierte en una maldición, pero, después viendo el coche que nos hemos podido comprar por nuestra la condición, nos alegramos, pero esa alegría viene acompañada por un deseo de admiración por parte de los demás y de reconocimiento. Ello indica que el individuo realmente no está satisfecho y de alguna manera u otra amerita energía que le llegue desde el exterior.
La idea no consiste en ser A o B, la idea es ser capaz de pasar a B y de pasar a A como al individuo le de la gana, la idea no consiste en cambiar para luego quedarse inutilizado energéticamente en una misma circunstancia; la idea consiste en ser capaz de crearse los mecanismos del cambio, en cambiar, en acostumbrarse a cambiar cuantas veces sean necesarias antes de que la muerte nos agarre pegados por siempre a una misma postura, a una misma actitud.
Fíjense cómo la gente que no cambia desea que sus hijos sean copias de ellos mismos, que sigan sus pasos, que estudien y tengan la misma profesión, es el deseo de una postura de mantenerse a través de los tiempos, esos individuos no son ellos mismos y perdieron la oportunidad de una vida para descubrirse a sí mismos, a cambio son una forma creada por una circunstancia; y una forma que hace daño, porque no permite tampoco vivir. Porque nunca han sabido lo que es la vida, perdieron la oportunidad a cambio de mantenerse tercamente en un castillo creado y mantenido únicamente por sus mentes, por el temor a cambiar y descubrir que el mundo y la vida son otra cosa, y que ellos mismos pudieron haberlo sido.
|