Toda agrupación forma un círculo en donde fluyen las energías de cada uno de sus elementos.



Los círculos se dan de cualquier manera, pero el hecho consiste en que siempre se dan. Tomen a un grupo de diez personas (puede ser un aula de clases, puede ser un curso de superación personal, puede ser cualquier excusa que haga que un número indefinido de personas se sientan como un grupo) y verán como en menos de un año las relaciones están definidas.



Las relaciones son movimientos de energía entre la gente.



María le tiene miedo a Ana, Ana le tiene miedo a Cleopatra y, Cleopatra le tiene miedo a María: ahí tienen un círculo perfecto (se puede cambiar la dirección del flujo y usar la palabra someter). Los círculos no son tan sencillos como el ejemplo que acabo de exponer; pero el hecho es que todo círculo termina por formar una energía cerrada entre todos los miembros que lo componen, a través de la manera en que los elementos se relacionan entre sí. Si, por ejemplo, ocurre que dos o más de los elementos forman un pequeño círculo dentro de un círculo más amplio, ello no destruye el círculo principal, ya que el resto de los elementos tendrán una reacción, una opinión, una forma de mirar a los elementos del círculo menor, y esa forma de mirar, de pensar, de opinar, es energía. Por lo tanto el círculo principal se mantiene porque circula la energía dentro de sí.



Todos y cada uno de los elementos de un círculo posee dos opciones (como elementos de un círculo): o se mantiene en la forma que el círculo finalmente le dio (su comportamiento energético dentro de la Circunstancia, que es el círculo, (otorgado por las propiedades de todo el resto de los elementos)) o, comprende que el círculo es un flujo de energía constante (a pesar de que usualmente se mantenga en una misma dirección (de allí las tendencias a formar jerarquías)) y vive todas las posiciones que pueda tener dentro del círculo y carga, finalmente con el.



Entendiendo los movimientos energéticos del círculo, entendiendo las relaciones de los elementos entre sí, el individuo tiene la opción de hacerse para él de la energía del círculo y solo así se libera de su condición. Convirtiéndose él solo en la energía del círculo. Cuando esto se logra, el círculo lo expulsa ya que, todo círculo existe para formar dicho movimiento dialéctico (dialéctica es superación, asimilación, multiplicación, completación).



Cuando un elemento se carga de la energía del círculo (Ojo: sin alterar al círculo) adquiere en sí la energía del círculo. - ya está dicho.



Lo curioso y mágico del caso consiste en que cada círculo puede cargar con su energía a cada uno de los elementos del círculo.



Una vez que cada uno de los elementos del círculo se carga con la energía del círculo ocurre un fenómeno parecido a un Big Bang: el círculo se deshace, ya que ya multiplicó a la n, su propia energía potencial.



Los círculos se forman por un lado para que cada uno de los elementos que lo conforman se multiplique y adquiera el poder del círculo. Por otro lado el círculo como ente explota convertido en energía.



Es la misma esencia del orgasmo y de la creación de Universos, es la manera en que la materia se transforma en energía.



¿Por qué digo materia? porque toda materia existente posee en sí la capacidad de acelerarse, de dar velocidad a su constitución energética. En el caso de los seres, es por ello que se relacionan. Principalmente mediante la relación es que los individuos se multiplican a sí mismos y entre ellos mismos como individuos.



No es lo mismo una persona que un libro. Energéticamente no es lo mismo. Un libro ayuda sí, a la ensoñación, pero es una manifestación distinta de capacidades energéticas. No fue a través de libros que se construyeron los megalitos, si no a través de un fenómeno de capacidad elemental (los libros, sucedáneos de la naturaleza, lo que ayudan es a entablar un diálogo interno, afinan la energía interna de un individuo; pero energéticamente no es lo mismo que cuando son dos o más... partículas, elementos, bla bla bla...)