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Fue la gran congelada. El primer órgano en responder a los efectos del frío había sido su corazón, luego los pulmones, finalmente todos los miembros del cuerpo. El cuello cae como si tuviera vergüenza, las facciones del rostro muestran dolor, la ira se desborda del cuerpo. Se retroceden largos años hasta el momento en que se aprendió a hablar, luego se retroceden unos pocos más.
Inteligencia pura - habían dicho - con temor a la contaminación, todo era cuestión de perspectivas: significa inteligencia que teme recibir influencias externas que lo descarrilen del camino al que se siente predestinado. Una batalla en solitario como pueden ver.
En estos momentos se hallaba en la primera etapa de la fase criogénica, incluso así podía sentir los efluvios emanados de su cuerpo y que ninguno de los observadores empoltronados en incómodas sillas veía. Solo hubieran sido capaces de verlo a través de lentes Kirliam, e incluso así, no serían capaces de entender lo que veían. El objeto del experimento tenía una ventaja sobre los observadores: entendía.
Fueron largos años de mala suerte para todos los que habían hecho parte y decidido sobre la “necesidad” de la realización del experimento. Un constante castigo tantálico que les impedía la consecución de cualquier logro por mucho que se esforzasen, una noción gris de la existencia acompañada de una noción de completo absurdo, un mal sabor en la boca junto a un sentimiento de culpa que ninguno podía asumir, porque no conocían su procedencia. El niño había sido congelado y se lo tenía merecido, hasta allí llegaba el raciocinio de esa gente que usualmente en otras cuestiones sabían razonar muy bien.
Fueron largos días de tristeza, de una presión en el estómago que redundaba en unas ganas tremendas de llorar, de una necesidad imperiosa de volver a explicarse el mundo y de no estar contento con simplemente vivir en él, de un arrepentimiento profundo que iba mucho más allá del coqueteo por una absolución, de un silencio, de una falta de necesidad de decir palabras sólo para rellenar un espacio; de sentir ese espacio y sumergirse en él. Entonces la aurora es más importante que el auto, el tedio más liviano que la huida.
Sólo entonces comprendió el sentido de la existencia que había marcado los pasos de aquél de quién tuvieron tanto miedo. Sólo entonces lo sintió a él en su cuerpo. Sólo entonces comprendió.
Tomó las llaves del auto, manejó rápidamente hacia los laboratorios de Criogénia, introdujo su tarjeta de identificación en la ranura, manipuló los paneles de control adecuadamente, y sólo entonces comprendió la última condición que había impuesto el chico: que aceptasen su propia muerte.

Texto agregado el 04-10-2005, y leído por 188 visitantes. (0 votos)


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