Podría ser tan bello si me dejaras quererte. Darte de mi un poco más de lo que indican esas dosis de "lo que es conveniente". Ha merecido la pena arriesgar una vez por descubir a una especie de cómplice; volvimos a arriesgar para encontrar verdades que a ninguno de los dos gustaron, contrastes, cada uno eligió su extremo y condenó al otro a no poder nisiquiera pensar en cambiar de postura. Entró en juego el orgullo sin saber porqué. Ya no quiero ser franca porque entonces me encuentras liviana y fría o peor aún, algo más que tonta, demasiado dura o demasiado blanda. Tampoco puedo ya entregar mi voluntad entera, no soporto eso de ser juzgada. Te regalo entonces, lo que tú llamas un lujo, adorna las paredes de tus recuerdos (o traga). Detesto saber que no te interesa escuchar nada, me provoco vergüenza al sentirme expuesta y desarmada, es verdad que me dejé rebasar por uno, o dos o tres momentos.

Pero al menos utópicamente te digo, que podría ser bello si me dejaras quererte, perder la cabeza por ti y entregarte además de piel mi fe.

-Te mostraría los colores que veo, describiría los que como aves de tu vuelo en mi se inventan.-


(si no quieres amor, entonces paga)