Regreso a mi interior y me descubro,
me busco y encuentro semejanza,
agoto la fuerza de mis años,
propongo endulzarla de esperanza.

Quién distingue lo cruel de lo salado
quién prefiere la grasa y no el hastío,
recuerdo que el futuro señalado,
pasó sediento, embravecido.

Me alegra pensar en el columpio,
que deleite salir a una excursión,
me relaja el olvido y las montañas
de las olas sembradas de hormigón.

Los masajes del césped chacotero,
la ilusión de joven soñador
con la lluvia se llenan los calderos
del almibar que gusta al picaflor.

La desnuda que corre en el pasaje
y mi vieja sufriendo al tocador,
me recorro en la "citrola", por el barrio
me regreso. me conformo,
estoy mejor.-