Lucy tenía siete meses cuando fue evacuada de su casa por haber sido proclamada en llamas.
Pasaron los años y cuando la família parecía haberse recuperado el padre de Lucy se volvió loco. Poco después la madre de Lucy comenzó a beber y sufrió, con el tiempo, una hemorragia interna de la que no salió adelante.
Los abuelos de Lucy eran de aspecto rudo y carácter frío, y en ningún momento le ofrecieron el cariño o la comprensión que posiblemente merecía.
El médico de la família, el prestigioso doctor Groont le diagnosticó a Lucy una peligrosa enfermedad que hacía que perdiese el apetito.
Lucy quedó realmente en los huesos, su ropa le colgaba y su cara quedó demacrada. Como consecuencia de la desnutrición y la deshidratación Lucy aparentaba una edad que ni mucho menos tenía, por lo que entró en una depresión como mínimo digna de ser atendida por un profesional.
Cuando los abuelos de Lucy murieron ésta decidió vender la propiedad y huir de las mundanales calles repletas de incómodas miradas y parientes lejanos.
Con el dinero Lucy compró una casa construida a base de troncos junto a un precioso río.
Los años pasaron y Lucy adquirió conocimientos de pediatría y semiótica incluso recuperó algunos kilos, ...pero no pudo salvarse del terrible incendio que calcinó su casa entera y convirtiö en polvo hasta su último hueso