Si el auto comienza a fallar y de pronto deja de andar jus-to en el medio del desierto, Seguramente, lo primero que hará, será maldecir un rato mientras le da vuelta a la llave de arranque. Después de unas cuantas vueltas sin señales de arranque, notará que se está quedando sin batería. Ahí, lanzará unos cuantos improperios, bueno, los improperios son: ¡Justo ahora! Auto guacho. La puta que lo parió. Le pegará con las manos al volante y se decidirá a bajar para abrir el capot y mirar. Si, eso, mirar nada mas, porque de todas formas no entiende nada de autos, nada mas que manejar, pero igual, usted mirará como el mas entendido sobre motores. Ahí reacordará que está rota la manija para abrir la puerta del lado de adentro. Puteará otro poco mien-tras baja el vidrio para abrir desde afuera la puerta del auto. Si es que realmente anda en un auto. Digo eso porque bien podría ser una camioneta. Si es así, digamos que lo que tiene que abrir es la puerta de la camioneta, bueno, pero, no, no es una camioneta, es un auto. Entonces no espere mas, abra la puerta del auto. Cuando está abajo, primero, mirará para todos lados, levantará el capot, mirará el motor, moverá unos cables, pero el coche sigue igual, quietito. Descubrirá que el filtro de nafta está vacío. Volverá a mirar, para todos lados que-riendo ver a lo lejos y al ver lo mismo que antes, nada, se dirigirá al baúl, y ahí se dará cuenta que está con llave. Maldecirá y puteará más que antes. Irá hasta el lugar don-de están las llaves y justo al sacarlas se le caerán al piso. Lanzará otras puteadas, se agachará a recoger las llaves y se pegará con la frente en el volante. ¡La puta que lo parió! Es lo que dirá. Por fin encontrará las llaves, se levantará y se pegara con la cabeza en los cam-bios que están en el volante. Ahí recontra puteará, se toca-ra el chichón que se hizo en la cabeza, se mirará los dedos y si, tiene un poco de sangre, un poquito nada mas pero lo suficiente para seguir puteando. Bajará, caminará hasta el baúl, lo abrirá, buscará un bidón donde suele llevar nafta. Y nadie se salvará de las grandes puteadas, al darse cuen-ta que el bidón está vacío. Sigue maldiciendo otro poco y se pondrá una mano en la frente como visera, porque usted cree que así, puede ver mejor y se dará cuenta que es lo mismo. Recordará que tiene unos anteojos, de esos, llama-dos prismáticos. Cuando los encuentre, primero, sáquelo del estuche sino no podrá ver nada, y comience a mirar para ver si ve un supuesto salvador. Seguramente usted, caminará unos pasos, se alejará unos metros del auto, creyendo que alejándose le irá mucho mejor, pero no se ilusione, metro mas metro menos es lo mismo. Mirará hacia el frente, y si, Está viendo algo. Graduará la distancia con la ruedita que hay el medio de los prismáticos y lo que estaba viendo es una flecha indicadora que dice: -ESTACIÓN DE SERVICIO 380 Kilómetros-
Recontra puteará y seguirá mirando. Irá dando la vuelta muy despacio hasta noventa grados y ahí, su cara se transformara por la alegría. Sonreirá, al ver algo borroso, pero por lo menos ve algo. Ajustará la distancia con la ruedita que ya mencionamos y verá un auto, aunque medio empañado, sin saber muy bien porque, quizás por la distancia, pero al menos es un auto y está muy cerca. Bajará lo prismáticos con una mano y una alegría desbordante. Esa alegría desaparecerá como por encanto al darse cuenta que el auto que está mirando no es otro más que el suyo. OMAR ORDÓÑEZ 4- -11-2004