La calle es el mundo: todos están allí y por eso amo más la calle que cualquier otra cosa en este mundo.
La carcasa es el cadáver muerto del cuerpo que nos tocó vivir, como el exoesqueleto de un insecto que está presto a cambiar. Cuando la gente muere, normalmente, deja tras de sí la armatoste de lo que fue su cuerpo y, a donde vaya, bueno... eso depende de lo que hizo mientras habitó en el. He visto humos, he visto colores, he visto llamas, he ardido con fuegos y he visto fenómenos curiosos que me han hecho sonreír: una vez vi a uno que murió y salió completo y enano de su cuerpo vestido como de un holograma, verde por fuera, morado - rojo por dentro, conciente y armada esas formas de energía que normalmente se dispersan perdiendo solidez, el enano gnomo hizo un guiño del ojo y desapareció formando un furioso y fugaz viento momentáneo: un tipo que supo vivir bien... porque para algunos, ese momento lo es todo.
En las calles pasan y habitan toda clase de gente: los que dejan pequeñas ráfagas de colores, los antenas de tv, los que arden un poquito por dentro, los que están vacíos y no saben qué hacer y los que ya han muerto y que sin embargo conservan consigo sus cuerpos. Esos envían las formas de su alma a donde la desean llevar, producen luces blancas en sus estómagos y las sacan de sí... es como gente viva capaz de jugar con su energía haciendo que les ocurra en vida lo que le ocurre a la gente normalmente en el momento de su muerte: ¡Se sacan su alma men! - en Venezuela vi a uno que hasta le dio forma de boomerang y se la ponía a disparar haciendo reír al sabio loco de la montaña que finalmente elevó sus humos al cielo por el efecto del alma del otro sobre él. Esos tipos ya están muertos.
Mientras tanto Guadalquivir se sienta en un banco frente a su reflejo en el cristal de una lavandería y comienza a invocar formas de su alma de otros mundos y comienza a transcribir una luz negra - morada y los dientes se le ponen blancos y los ojos profundos y alargados y se vuelve joven otra vez, luego coje y se levanta y comienza a transpirar, camina por las calles, saca su luz de adentro y la mete en los demás y comienza a leer.
Luego traspasa toda la información, en un pipote de basura encuentra pan y colillas de cigarro a montón, luego una lata de coca cola solamente bebida por la mitad, más adelante un vaso de anime de café, no lo coge por si acaso por alguien más, come, bebe, fuma, se rasca las bolas y se va satisfecho.
Quien no se queda satisfecho soy yo porque no terminé bien este cuento.
Gracias, me voy.
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