No deseo regresar a la escena del crimen. Además: he descubierto un hecho sorprendente: Usando a conciencia una fuerza de voluntad sobrehumana lo ocurrido en la escena del crimen se desplaza hacia mí, en lugar de que ello tenga el poder de invocarme.
Cierro los ojos y lo veo todo nuevamente: los ojos abiertos, el rostro estúpido de incredulidad, la rabia contrayendo el rostro cuando se da cuenta que es demasiado tarde, la sangre salpicando la vitrina y el espasmo de risa ridícula que hube de controlar, el tuf seco de la cabeza golpeando contra el asfalto húmedo por la llovizna de momentos atrás, la cara de idiota del rostro muerto antes del último disparo, la señora en el balcón, la bolsa de papel que se levanta con la ayuda de la mano del viento por los aires, el autobús que llega justo a tiempo, los ojos abiertos, el rostro estúpido de incredulidad, la foto en el periódico, el anillo que conservo en el dedo, la pistola que no arrojé, sino que guardé en el sitio en donde vivo, la sangre salpicando en la vitrina formando una "M" como la inicial de mi segundo apellido y casualmente como la del nombre de la victima, la señora en el balcón, y la bolsa que se levanta por los aires y que en este momento desciende y se posa junto a mí
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