Una mañana la luz penetro mi ser. Me atravesó… Veloz llego hasta el amor que yacía junto a mi. Voltee y pedí perdón por la debilidad de mi ser y transparencia de mi espíritu. Un segundo después la luz me arrastro y juntos exploramos cada poro de su piel.
Texto agregado el 03-10-2005, y leído por 190 visitantes. (4 votos)