De noche en la ciudad. Ves sombras danzando a tu alrededor, ecos sonámbulos, transeúntes en la ciudad, caras sin rostro y sin vida. Paseas intranquilo sin rumbo, sin dirección, y tienes como compañera a la luna, amplia y radiante enmarañada de nubes, risueña y melancólica. Te enciendes un cigarro y continuas caminando hasta que encuentras lugar apropiado y seguro. Te sientas al lado de una farola, una luz tenue y relajante. Disfrutas de tu cigarro mientras escuchas el rumor de la noche en la ciudad, animales, coches y algún que otro silbido de conversaciones ajenas, lejanas, distantes.
Solo y meditabundo reconoces verdades y mentiras, reflexionas sobre tu vida, tus recuerdos, tus pesares y virtudes vividas, te invade la melancolía. los días pasados siempre fueron mejores. Indagas acerca de tu existencia, divagas mientras transcurre el devenir del tiempo, aceptas lo evidente, estas solo, de noche en la ciudad. Te sientes seguro a la luz de la farola y tardas en levantarte y volver a caminar y marchando despacio. te hiere el aire pesado de la ciudad pero tu sigues adelante, sin ninguna meta, sin destino fijado, solo avanzas lentamente, a la deriva, sin sentido ni existencia, encuentras un hostal, lees un letrero “para gente normal” y decides alojarte en él, y así poder descansar, pero algo te dice que no entres, que serás como todos los demás, y decides volver a caminar por la ciudad oscura, triste y solitaria. Te encuentras con todo tipo de gente nocturna, todos son iguales, indiferentes, normales. Quieres ser diferente, rebelde elitista, distinto, pero no puedes siempre hallas a alguien como tú, solo meditabundo y melancólico, entonces rompes a llorar y corres, avanzas deprisa por la ciudad, ves pasar las calles y las avenidas y todo te parece igual, sin sentido, monótono, normal. Te detienes, aturdido y confuso, necesitas descansar. Sigues caminando y te encuentras un hostal, te detienes y lo observas detenidamente lees un letrero que dice “para gente diferente” y decides entrar, pero no puedes, algo te lo impide, serás como todos los demás. Entonces te alejas asustado, y echas a correr, la ciudad oscura te atrapa y no lo puedes evitar, pasa el tiempo y necesitas descansar, caminas embrollado y abatido entonces te paras frente a un hostal, en el hay un letrero que dice “para gente peculiar” y decides entrar.
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