|                        LA    FIGURA    DEL    TRAJE    BLANCO
 
 
 CAPITULO    I
 
 
 Green River City ya dormía y sus calles se  encontraban desiertas y silenciosas. La noche era fría y soplaba un suave viento helado, que  acompañaba  a  la  llovizna que caía humedeciendo  todo lo que  a su paso encontraba.  En el cielo, se  veía  la luna  surcando  el espacio sobre los negros nubarrones  que la  iban  ocultando, como queriendo hacerla prisionera.
 
 Era  difícil   encontrar   una   persona  en sus calles,  por lo avanzado  de  la  hora y el   tiempo  que no  era muy agradable  esta vez.  Sin  embargo,  a pesar  de  estar  el  tiempo amenazante,  por  una  de  las   calles   más alejadas  y sombrías, se  veía  la  figura  de Donald Frison, cuidador del cementerio  de la ciudad,  que  todas las  noches después de su  última   ronda  al   camposanto, bajaba  para beber algo y así pasar  el frío que reinaba en dicho  lugar.  Regresaba   a  su  oficio,  pero quizás a una hora no acostumbrada  ya que es un hombre muy  correcto  y su madurez en la vida así lo daban a conocer. Nunca  se  le ha visto en estado incorrecto, su responsabilidad  y disciplina son únicas y así lo saben todos en  la ciudad, donde es bastante conocido.
 Su pasado fue muy tormentoso y triste, ya que en un accidente perdió lo  que más  quería y  puede querer un hombre, su esposa y sus dos hijos. Desde que sufrió ese terrible
 golpe que le deparó  el destino se ha alejado de sus amigos, y por eso baja a beber su copa en solitario, pero  aún  así no cambia  en  absoluto su responsabilidad y corrección.
 
 Frison  iba esta  vez  algo   bebido  y por efectos del alcohol balbuceaba algunas palabras en voz alta.
 
 -¡ Maldito Tom...! ¡ Maldito...! ¡Me las pagarás...! -
 
 Decía  esto  en  su zigzageante caminar hacia el camposanto, cuando  divisó a lo lejos viniendo en sentido contrario, una figura  blanca  que  resaltaba demasiado en el oscuro camino hacia dicho lugar.
 
 Frison   al ver la  extraña  figura que se acercaba silenciosamente  hacia  él, despertó  de su embriaguez y, por el temor  que   le produjo  procedió  a colocarse detrás de una cerca  que  allí  había,  a  un  lado del  camino.  Así podría conocer  quien  había sido el intruso que había estado  en su conocido cementerio durante su ausencia.
 
 Así pasaron  rápidamente  los  minutos  y pudo ver mucho más cerca la blanca figura. Observó que su traje era extremadamente blanco, su andar lento y demasiado silencioso, pero su sorpresa se la llevó al ver su rostro que mostraba una horrible calavera. Quiso dar un grito de terror, pero el pánico había hecho presa de él y se le quedó atrapado en la garganta.
 
 Lentamente  vio  pasar frente a él la siniestra figura, que se fue  alejando en igual forma sin detenerse. Cuando Frison la hubo  perdido de  vista salió de su escondite y así pudo continuar su camino, pero esta vez en forma más rápida.
 
 Momentos después se encontraba abriendo apresuradamente el gran portón del cementerio, entró y antes de volver a cerrarlo miró  hacia  el  camino  por  si  se  divisaba la figura del traje blanco, pero éste se veía tan solo y sombrío como antes. Cerró y se dirigió hacia su cabina ubicada   a la  derecha  de la entrada. Entró en ella y después de  cerrar  la puerta  con  seguro, respiró con alivio y procedió  a  acostarse,  pero  sin poder borrar esa cara de espanto que le dejara la siniestra figura. Bastante rato tuvo que esperar para  poder  conciliar el sueño, pues le era imposible  hacer  desaparecer  de  su  mente el espectáculo que había presenciado.
 
 
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 Al día siguiente se veía una gran algarabía en la pequeña ciudad, debido a que  se  celebraba  el aniversario de fundación de Green River City. La gente paseaba por sus calles  de  un  lado a  otro  mostrando una gran alegría, y  era  con  justa  razón, ya que esa fecha siempre era motivo de una gran fiesta  en la  que se hacían diferentes actos.
 
 La  plaza principal  de la ciudad  se encontraba llena de gente y  continuaba  llegando para  no perderse nada de lo que allí se efectuaría.
 
 Era habitual que las grandes personalidades hacían discursos a la muchedumbre con motivo de tal acontecimiento y concluído dicho acto seguía una visita general al composanto para venerar a su fundador.
 
 Serían como las diez de la mañana y a pesar de lo helado que se había presentado el día, todos querían asistir a  los actos. Fue así  como  comenzaron  a trasladarse hacia el camposanto.
 
 Cerca del medio día, hora fijada para la visita al cementerio, se encontraba gran cantidad de gente ante el gran portón de entrada. Estaban muy intranquilos y sorprendidos por encontrarlo cerrado, ya que todos los días se abría muy temprano y más aún en ese día tan especial para todos.
 
 Nadie  se  explicaba  que  le  había  sucedido a Donald Frison y comentaban  el por  qué de dicho suceso. Fue pasando el tiempo y poco  a  poco  se  iba  llenando de gente el lugar, hasta que llegaron las autoridades y la fuerza policial.
 
 Un policía al enterarse de lo que allí acontecía, procedió a tocar la campana para llamar al cuidador del lugar.  Pero  después de  esperar un instante y no obtener respuesta,  comenzó  a  subir y pasarse  por  sobre el portón y así  investigar  que era lo  que  sucedía  a Frison. Ya al otro lado  se  dirigió   inmediatamente hacia la cabina de éste, encontrándola  cerrada, procediendo a  golpear   fuertemente la puerta y diciendo en voz alta...
 
 - ¡ Frison... ¡ ¡ Frison... ¡ ¿Está usted ahí...?
 
 Del interior contestó una voz muy baja...
 
 -	¡ Sii... ¡ ..... ¿ Qué desea...?
 
 El  policía  no  comprendía,  Donald Frison, un hombre tan cumplidor  aún   dormido y  en  un  día tan especial para la ciudad. Entonces volvió a interrogarlo...
 
 -	¿ Se encuentra usted  bien, Frison,  o no  sabe que estamos de aniversario..?
 
 No terminaba de decir esto cuando se abrió la puerta de la  cabina  y  apareció la figura  de Frison, presentando un aspecto  demacrado  y  pálido,  que  miró  al  policía muy extrañado.
 
 -	¿ Aniversario...? ¡ Ohh...cómo se me pudo olvidar...!
 Pero...  tome,   tome  las  llaves..., abra usted mismo el portón que yo me vestiré de inmediato.
 
 Dicho esto Frison se introdujo en su cabina para proceder a vestirse.
 
 Cuando  el  policía  se  dirigía al  portón para  abrirlo,  vio que otro compañero se estaba encaramando por el ancho portón para pasarse a averiguar la demora  del  primero, pero al verlo venir, descendió.
 
 Rápidamente  abrió el portón y así  por  fin pudo entrar la muchedumbre que se  encontraba reunida guardando un respetuoso silencio.
 
 Luego  de  hacer  eso,  el  policía volvió a la cabina para entregar las llaves a Frison, que en ese momento salía para unirse  a  los  visitantes, lo  que hizo en compañía de su momentáneo reemplazante.
 
 Se dirigieron  de  inmediato  al  lugar donde se encontraban los restos de Sir Walter Dulong, y que se ubicaban en el centro del santo lugar, constituyendo una especie de amplia plazoleta, aislaba de las demás tumbas.
 
 Instantes después llegaba el Nuncio para decir una misa al  pie de  la sepultura del fundador, en compañía del señor Alcalde.
 
 Transcurrió  la  ceremonia  sin que se presentara ningún hecho anormal y,  terminada la  cual, todos volvieron a la ciudad  para continuar  con los  demás  actos que en ella se efectuarían  esa  tarde.  En pocos instantes quedó nuevamente  el lugar desamparado y solo Frison y el comisario Curtis quedaron en el recinto. Este último para informarse de lo acontecido a Donald Frison esa mañana.
 
 Pero el  cuidador  no quiso revelar nada al inspector  por temor a  que éste  le interpretara  mal,  pues  estaba esa noche un poco bebido  y aún no se decidía a creer semejante visión. Por lo tanto, le informó que había estado en la ciudad y había bebido  más  de la cuenta hasta una hora bastante avanzada, y por consiguiente, se había quedado dormido  esa  mañana  sin   acordarse del memorable día para la ciudad.
 
 El inspector escuchó este  relato  y después de reprimirlo se alejó hasta la ciudad.
 
 
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 CAPITULO    II
 
 
 
 La  oscuridad  de  la  noche  cubría nuevamente a Green River City que aún se veía alegre, especialmente en un bar.
 
 Mucha  gente se había reunido allí para festejar ese gran día y  cantaba  y gritaba  a  los sones de una melodiosa orquesta.  Más,  esa alegría  no  era compartida por los dos hombres  que  se  encontraban  en  una mesa  aislada del barullo. Se les notaba intranquilos y uno decía a su compañero...
 
 -¿Qué le habrá pasado a Frison...? -
 
 -No  vaya  a  ser cosa  que  el viejo  Tom le haya hecho una mala jugada.-
 
 -¿Por qué no vamos a ver que le sucede...?
 
 -¡ Si..., es buena idea...! ¡ Vamos de inmediato...!
 
 Momentos después salían del alegre recinto para dirigirse al cementerio.
 
 Afuera  no se notaba ese aire de alegría, sino que estaba muy frío y daba al ambiente un aspecto desagradable.
 
 Los hombres caminaban en forma rápida hacia el lugar y  hablaban  muy poco.  La verdad es que se les veía nerviosos y  temían  que algo malo estuviera ocurriendo a su amigo Frison.
 
 Es  así  como  al  estar  a  unos  cuatrocientos metros del silencioso  lugar, vieron  una figura que venía en dirección contraria a ellos avanzando lentamente.
 
 Ambos se miraron y ...
 
 -¡Es Frison...! exclamó uno de ellos.-
 
 -Yo no sé qué es lo que le sucede a este Frison.-
 
 -Si,  y  a la hora  que se le ocurre venir a festejar.
 
 Bien, vamos a encontrarlo y saber qué es lo que le sucede.
 
 Apuraron más el paso y pudieron apreciar la figura que ellos  presumían  pertenecía a Frison en forma más clara, pudiendo  distinguir  su blanquísimo  traje blanco, que resaltaba en esa oscura noche.
 
 Nuevamente uno de los hombres habló...
 
 -¡ Bueno  con  este Frison...! - ¡ Viene a festejar con un traje blanco...!
 
 Al  decir  esto  ambos  comenzaron  a  reír,  mientras se acortaba la distancia.
 
 Cuando estaban a unos treinta metros, uno de ellos, el más  joven,  Huck Rope,  llamó en voz alta al supuesto Frison, mientras el otro, Jack Peter Williams, se adelantaba a su acompañante para encontrar a la figura.
 
 El primero no obtuvo respuesta, pero creyendo que no le había oído, volvió a llamarlo...
 
 -¡ Ehh...!  ¡ Frison...!  ¡ Frison...apúrate  que vas a llegar tarde...! -
 
 Nuevamente no obtuvo respuesta y en ese momento fue que Jack  llegaba  donde  la figura y, corriendo hacia ella le abrazó diciendo...
 
 -¡ Hola Frison...que bueno que estás bien...!
 
 Pero al notar que la figura permanecía inmóvil la miró a la cara, y fue en  ese momento  cuando lanzó un grito de terror  cayendo al  suelo  como  fulminado  por  la impresión.
 
 Huck, que  había presenciado la escena desde muy cerca, al  escuchar  el  horripilante grito  de su compañero y ver  la  espantosa  figura  de  la calavera,  huyó hacia un lado   del  camino para  poder  esconderse.  Quiso  pedir socorro, pero al ver que la macabra figura seguía su mortal  camino,  respiró  aliviado  y  después  de esperar que ésta desapareciera salió a auxiliar a su amigo Jack que yacía inmóvil en el suelo.
 
 Grande fue su sorpresa al verlo tendido en el suelo y su cara espantosamente desfigurada. De su boca caía un  hilillo  de sangre  que  corría  hasta el suelo. Estaba muerto. Asustado como estaba no atinaba a nada, y como única solución decidió tomar en brazos a Jack, y cargar con él hasta la ciudad. Le cubrió el horrible rostro y comenzó a caminar lo más rápido que pudo, a pesar de su peso.
 
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 CAPITULO      III
 
 
 Toda  la  ciudad  se  enteró  al  día  siguiente  de la fatal noticia,  y  nuevamente comenzó a aparecer ese aire de intranquilidad y miedo por tal misterio.
 
 El  comisario  Curtis, muy  de madrugada  se había dirigido al cementerio  acompañado  de su  ayudante Conrad.
 
 El lugar se encontraba ya abierto, por lo que no necesitaron  anunciarse. Al  entrar  al  lugar vieron a numerosas personas que murmuraban muy extrañadas, quizás  del misterio de  la noche anterior. Se dirigieron hacia la cabina  de  Frison  inmediatamente, pero al ver que éste estaba  rodeado  de visitantes  curiosos, esperaron  a que los viera.
 
 No pasó mucho tiempo, pues Frison los había visto llegar, y abandonando al grupo se dirigió al encuentro del comisario, con cara de extrañado.
 
 -¡ Vaya que visita tengo hoy...! - ¿ Qué le trae por aquí comisario...? -
 
 Pero  la  respuesta no la dio el comisario Curtis, sino que el ayudante, que respondió...
 
 -¿Acaso no sabe de la muerte de Jack Peter Williams..? -
 
 -¿Pe...Peter... Williams, dice usted...? -
 
 -¡Si... exactamente...! ¿Usted le conocía, verdad...? - afirmó el comisario.
 
 -¡Si...si...comisario...! - Eramos viejos amigos..., pero... ¿Cómo murió...? - ¿Qué le sucedió...?
 
 Eso  es  justamente  lo  que estoy tratando de averiguar.
 
 Según Huck Rope,  que  acompañaba a Jack anoche, se encontraron   con una  figura muy extraña que fue la que dio muerte a éste...
 
 -¿ Una figura extraña...? - ¡ La figura del traje blanco...!  -¿No es así comisario...?
 
 -¡ Exactamente, una figura blanca...¡  ¿Cómo lo sabe usted...Frison...? –
 
 Pero antes que contestara, el  comisario Curtis le contó todo  lo acontecido la noche anterior,  hecho  lo  cual  regresó  a  la  ciudad,   dejando demasiado  sorprendido  a  Frison pues él también había visto a aquella horrible y escalofriante figura.
 
 
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 CAPITULO    IV
 
 
 
 Por  la tarde, Frison se dirigió a la ciudad más temprano que lo  acostumbrado, ya que el miedo había hecho presa  de  él. Su visita esa noche se debía a que su deber de amigo  de Williams le indicaba acompañarlo en esa silenciosa despedida de este mundo.
 
 En  casa  de  éste  encontró  a  la  desfalleciente   viuda acompañada  de  muchos de los  amigos del difunto, que eran bastante numerosos. Después de compartir su pesar con los familiares,  se acercó a la sala donde estaban los restos  del que fuera su mejor amigo.  Se acercó al ataúd y  pudo  ver la  cara desfigurada del hombre, que daba a conocer la forma horrible de su muerte.
 
 Permaneció  en la casa bastante rato, guardando absoluto silencio. Ya  se disponía a partir, cuando oyó una voz femenina que sollozando le decía...
 
 -¿ No sabe nada usted, Frison...?
 
 La  pregunta  la hacía la viuda, que apenas podía mantenerse  por el  fuerte golpe que había recibido, con la fatal muerte de Williams.
 
 Frison comprendía la tristeza que afligía a Betty, pero su respuesta fue...
 
 - No sé  absolutamente nada, Betty...  En realidad yo también lo siento mucho.
 
 Dicho esto se retiró, ya que se encontraba muy emocionado.
 
 Afuera  reinaba la  oscuridad  y  rápidamente  se dirigió  al  bar para  ver  a sus  amigos y beber algo, y así tratar  de  borrar  la  expresión  horrible  que le  viera a su amigo Williams.
 
 Dentro del establecimiento había un murmullo suave, y se notaba una gran alegría entre los concurrentes, lo que animó  un tanto  a  Frison que estaba casi deshecho. Comenzó a  avanzar  por entre las mesas y al pasar por una de ellas  se encontró  con Huck, que  bebía solo. Este al verlo, lo invitó a sentarse.
 
 -Apuesto  por  la  cara  que traes que vienes de ver al pobre Williams.-
 
 -¡ Si,  Huck,,,!  Precisamente   de  ver  la  cara al pobre Williams. Yo  lo  siento mucho,  me parece muy extraño, y  haré  lo  posible  por averiguar el misterio de esa figura del traje blanco.-
 
 -Pero..., Frison,  ¿Cómo  vas a poder desenmascararla, si no sabes quién es, ni de donde viene, ni a donde va...?-
 
 -Exactamente Huck, nadie sabe nada, pero
 haré todo lo que pueda para lograrlo,  pues nada se pierde con probar. Me imagino que tú estás de mi parte y me ayudarás.-
 
 -Quiero comenzar a investigar esta misma noche.-
 
 -Estoy dispuesto a ayudarte Frison..., pero como te digo, yo no sé por donde empezar...-
 
 
 Fue  así  como  ambos  hombres se dirigieron por las ya desiertas  calles de  la ciudad hacia el silencioso y misterioso lugar de los muertos.
 
 Caminaron  largo  rato  en silencio, pensando cada uno lo que les estaría esperando.
 
 La noche estaba bastante avanzada y la luna iluminaba tenuemente el camino al pasar sobre los nubarrones que se deslizaban por el cielo, como queriendo esconderla.
 
 Estaban cercanos al lugar del siniestro ocurrido la noche anterior, cuando Frison indicó a su acompañante que hasta  allí  llegarían  por el momento para observar si acontecía algo extraño.
 
 -¡ Aquí esperaremos a la figura del traje blanco, Huck! -, pues  imagino  que  hoy  saldrá  nuevamente a dar su acostumbrada  vuelta mortal y, estamos en la hora precisa. Estoy seguro que busca a alguien determinado. -
 
 Aún  no terminaba de decirlo, cuando a lo lejos se dibujaba  la  figura  siniestra,  que bajaba del cementerio con destino  desconocido  y  quizás  si  se dirigía hacia uno de ellos dos.
 
 Al   verla,  Frison  comenzó a transpirar copiosamente y con voz temblorosa dijo a Huck...
 
 -¡ Ocultémonos  tras esa casucha vieja y así podremos ver hacia donde se dirige...! -
 
 La figura se acercaba tan lenta y silenciosamente como de  costumbre  y a  medida  que  avanzaba, ambos hombres tiritaban de miedo.
 
 Momentos  más  tarde,  ante  ellos  pasaba  el esperado personaje  con  su  traje blanco, y con paso uniforme comenzó  a  alejarse del lugar como si no se hubiera percatado de la presencia de los dos hombres.
 
 Dejaron  que  se distanciara  lo suficiente, para poder seguir tras ella  sin  ser vistos. Así, a una distancia prudente y por la orilla del camino, comenzaron a seguirla.
 
 Después  de caminar largo rato, se encontraron nuevamente en la ciudad, pero en un lugar bastante apartado del centro y quizás el más oscuro y despoblado de ésta.
 
 Al  final de una callejuela, por donde se internó la macabra   figura,  se divisaban las dos únicas casas que había en  el lugar, y en una de ellas fue donde se introdujo la figura blanca.
 
 Nuestros hombres, que hasta aquí no la habían perdido de vista, al verla entrar no sabían qué hacer. Transcurrieron  unos minutos cuando se oyó un grito de  terror  que  provenía del interior de la casa donde entró la figura.
 
 Al oir el grito, Frison  y Huck  se quedaron perplejos y sin saber que hacer,  si ir al lugar a investigar o alejarse rápidamente  de allí. Pero solamente se ocultaron cerca del  lugar, esperando que saliera del interior de la casa,  la  siniestra figura.  Así transcurrió un largo tiempo, sin que apareciera, por lo  que al  fin decidieron  entrar en ella con mucho miedo  a enfrentarla, para de una vez por todas descifrar el misterio.
 
 Llegaron  silenciosos  al  interior de  la casa y al entrar a una  especie  de salita,  se  encontraron con  un macabro espectáculo. Tendido en el suelo el cuerpo de un hombre ya sin vida y con una horrible expresión en su rostro desfigurado. Los ojos desorbitados que parecían mirar fijamente a los  hombres  y la sangre que manaba del cuello y la boca en forma de hilillos hasta el suelo, formaban un cuadro impresionante que dejó helados a Frison y Huck.
 
 Ambos, sorprendidos  por el espectáculo, salieron de la habitación  para  examinar  las  otras piezas y dar con la espeluznante figura, pero todo fue inútil ya que en ella no se  encontraba  nadie  más que ellos dos y el cadáver de aquel desdichado.
 
 Al   ver  que  habían  sido  burlados  volvieron a la salita donde  encontraron  el cadáver, para tratar de identificar al pobre desgraciado.
 
 Frison  se  acercó para observar más detenidamente al que yacía en el suelo y encontró algo familiar en él.
 
 -¡ Pero  si  es  Tom  Rises...!,  Con  él  estuve bebiendo la otra noche. Estaba muy tranquilo, a pesar de encontrarse en  capilla  con  la  policía, desde hace bastante tiempo.
 
 -Incluso estuvo metido en el caso del viejo Alan Rogers, pero en la investigación nada se le pudo comprobar. -
 
 -¡ Si, Frison, es Tom...!, Pero... ¿Por qué tenía que ser él...?-
 
 Luego  sin   mover  el cuerpo  de su  sitio, salieron  de la casa y se dirigieron rápidamente donde el comisario Curtis.
 
 -Le contaremos  al comisario  todo lo que hemos visto, para  analizar   el  caso que  aún complica más las cosas, aunque  tengo la impresión que ya se ha desenredado la madeja del misterio, exclamó Frison... -
 
 
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 CAPITULO     V
 
 
 Al  día  siguiente, nuevamente se veía ese aire de miedo y  misterio en la ciudad por el nuevo acontecimiento macabro, en que participó la figura del traje blanco.
 
 En  casa  del asesinado Tom se observaba mucho movimiento y,  entre  las personas que allí se encontraban, estaba  el  comisario  Curtis muy preocupado y Frison.
 
 -¿Qué haremos Frison...? –  Dos  crímenes  en dos días y  nada  se  sabe   del  motivo ni de su autor. Esto se pone muy complicado, más de lo que imaginaba... y la siniestra figura blanca nos tiene en jaque,...
 aunque... -
 
 -¿Veo que también piensas investigar el aso Frison...? - ¿Verdad...? -
 
 -¡ Pero por supuesto comisario! - ¿Por qué habría de desistir ahora que está en su punto más interesante? - ¿ No le parece así, comisario...? -
 
 -¡ Por supuesto Frison,   estoy  de acuerdo en que está muy interesante, pero parece que ya me estoy volviendo loco! - Estoy completamente confundido. Espero que si yo no tengo suerte, la tengas tú... ¡ Hasta pronto Frison...! -
 
 Dicho esto, el comisario Curtis abandonó el lugar.
 
 Frison, que le había escuchado atentamente, se despidió  en forma pensativa, como que supiera que ya tenía la solución.
 
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 CAPITULO     VI
 
 
 El día transcurrió normalmente, sólo que en el cementerio  había  un poco de movimiento debido al entierro de Jack Willims,  que fuera la  primera víctima. Por tal motivo Frison tuvo compañía hasta tarde.
 
 Cuando   hubo  cerrado el  camposanto, se dirigió a su cabina   y se recostó en su gran sillón para descansar un momento.  Esto  era  parte  del plan que tenía preparado para  esa  noche, para lo cual debía estar muy tranquilo,pues estaba seguro que le resultaría.
 
 Transcurrió una media hora, hasta que el sol desapareció en  el horizonte, entonces Frison decidió comenzar su  investigación. Se  sirvió antes  un buen trago de agua ardiente para entrar en calor y tomó su linterna para hacer su acostumbrada ronda al lugar.
 
 Caminaba lenta y silenciosamente, observando con cautela todo  lo  que se presentaba a la clarísima luz de la luna, que parecía estar ayudándole. Recorrió el lugar  en forma  íntegra, terminando su ronda sin que ocurriera nada anormal. Volvió a su cabina y se sentó al  lado de afuera  de ésta,  mientras encendía un cigarrillo y observaba  atentamente  todo lo que había a su alrededor, especialmente  el  ancho portón de entrada al lugar. Por lo tranquilo y despierto que se le veía, daba la impresión  que estaba dispuesto a dar con el misterio.
 
 Estuvo  así  unas  cuantas horas sin que sucediera nada extraño,  pero  cerca de la media noche sintió como que alguien abría la pesada puerta del cementerio y salía silenciosamente.
 
 Sin  pensarlo  dos veces, se incorporó de su asiento y se dirigió  hacia el  portón, llevando consigo un revólver y su linterna. Llegó hasta él, pero notó que el portón estaba cerrado tal cual  como lo  había dejado. Sacó su llave y lo abrió rápidamente, mirando  hacia  el camino donde imaginaba habría ido el intruso. A lo lejos divisó la blanca figura  que  sin duda  se dirigía hacia la ciudad, lenta y silenciosa como en los días anteriores.
 
 -Al verla alejarse, Frison pensó que lo más conveniente era esperarla a que regresara, y murmuró...:
 
 -¡ Aquí  te  esperaré, maldita figura...!   ¡Y por  fin  sabré quien eres...! -
 
 Nuevamente  cerró  el portón y volvió al lugar donde se encontraba antes, al lado de su cabina. Aunque esta vez  con  los ojos más abiertos y fijos en el portón.
 
 Transcurrió media hora y Frison  estaba impacientándose ya, cuando  sintió que nuevamente se abría el portón y alguien  entraba.  Para  Frison  el  extraño era conocido, por lo  que  se  incorporó  lentamente sin  producir ruido y vio al misterioso personaje  blanco como entraba en el cementerio.
 
 La blanca figura se dirigía en línea recta hacia el fondo del lugar.  Frison comenzó a seguirla a cierta distancia sin perderla  de vista.  Cuando la figura pasó la especie de plaza que había en el centro del lugar, dobló hacia la izquierda deteniéndose  frente  a  una tumba que había en el lugar.
 De pronto desapareció como que  si  la  hubiera tragado la tierra  y  no  volvió  a  aparecer.  Todo esto lo presenció Frison, y después de mirar hacia  todos lados, se dirigió al lugar   donde  vio desaparecer la misteriosa figura. Encendió  su  linterna  y enfocó la lápida de la tumba, pudiendo leer lo que en ella decía...
 
 
 “AQUÍ   YACEN  LOS  RESTOS  DE”
 
 ALAN    ROGERS   F.
 
 +   12  -   Marzo  -  1926
 
 Green  River  City
 
 Al  terminar  de  leer  esto,  Frison  apagó su linterna y se quedó un rato pensativo y se dijo ...
 
 -¡ Alan Rogers  ¡ -  Sin  duda  que lo que hizo fue una venganza y no estará tranquilo hasta que consiga su propósito. Aunque me parece que ya lo logró y, si no es Tom Rises a quien buscaba,  decidiré  abandonar  este  lugar.  El propósito sin duda es que su víctima lo acompañe en este cementerio.
 
 Nuevamente  volvió a  su cabina para descansar y dormir en forma tranquila, satisfecho por lo que había descubierto.
 
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 Al   día  siguiente, Donald Frison muy temprano se dirigió a la  ciudad  para ver  al comisario Curtis, y contarle lo sucedido y explicarle su pensamiento.
 
 Lo  encontró  en  su casa y apenas éste lo vio aparecer dijo...
 
 -¡ Por  esta  visita  tan  de  madrugada me imagino que me traes una buena noticia, Frison...! - ¿ Verdad...?... Puesto que hasta ahora solo he sabido de cosas escalofriantes...
 
 -¡ Así es comisario...!  - y ya verá que buena es...-
 
 Le contó lo sucedido la noche anterior.
 
 -En  realidad  no se que decirle Frison, usted solo ha logrado  desenmascarar  a  la  figura del traje blanco y, por fin todos estaremos tranquilos.  ¡ Lo felicito...!
 
 - Ya  decía  que  Tom  Rises  era  el  verdadero asesino de Alan  Rogers,  pues    se  le  veía siempre muy intranquilo.  Las pagó muy caras, mi amigo...
 
 -¡ Ahh...! ,  usted  dice  que  es   mejor enterrar lo antes posible a Tom   ¿Verdad...? –
 
 -¡ Sí  comisario es lo mejor...!
 
 
 
 F  I  N
 
 
 La figura del traje blanco
 
 Alfildama - Guillermo Gaete
 
 © 1962 by Guillermo Gaete
 
 La primera impresión se realizó en agosto de 1962
 
 La segunda impresión revisada se realizó en Febrero de 1965
 
 Tercera impresión Abril del 2001
 
 
 
 Impreso en Chile / Printed in Chile
 
 
 
 
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