perdi la ultima oportunidad,
jugue hasta el artazgo,
el laberinto seguia intacto
y luego me puse la pistola en la cabeza. . .
el gatillo me argumentaba todo,
el dedo estaba decidido. . . . .
se oyo un disparo. . . ..
todos cayeron muertos.
Texto agregado el 02-10-2005, y leído por 129
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