Cada mañana cuando despierto corro hacia la ventana para ver si todavía está ahí, si no se esfumó, no sea cosa que haya sido un sueño,pero veo que no, imponente y brillante el gran lago aparece otra vez ante mis ojos como una postal en 3D.
Las pequeñas embarcaciones que nacen de los amarraderos, las aves marinas zambulléndose una y otra vez, el expléndido macizo que se yergue en el fondo con sus crestas plateadas y deparejas, invitan a una fieta de color y silencioso sonido, que sólo es interrumpido por la deafinada voz del vendedor de pescado pasando frente al hotel.
Veo una villa con pequeñas y soleadas casas, imagino a sus habitantes, morenos y transparentes,
tan dueños de sus bicicletas como del paisaje; los mástiles de los veleros se apresuran a soltar sus lienzos para aprovechar la brisa de la mañana, y ya, en la calle, en la otra cuadra, los artesanos arman su feria, acomodan sus baratijas y ensayan sus regateos.
¿Que mas puedo pedir? La acuarela de colores que ofrece la naturaleza, el chirrido de los albatros persiguiendo los pesqueros, el olor a pan tostado que sube desde la planta baja, ¿Que mas puedo pedir? si, ya sé, que vengas. |