He dejado en silencio aquellos malos momentos en el cual tu aliento invade mi destreza. Por ser un buen amante y no ser tan humillante, debo anunciarte que tu olor no es de frambuesa. ¡He yo de callarme! Para no invadir tu espacio de presagios tan inocuos, es tu aliento un despojo. ¡Que dilema! ¡Que dilema! El olfato es un problema. ¡Que frescura! A podredumbre, si te digo no me mates. ¡He de ser zorro! Para volcar a los adversos. Darle dulces es ser loable, sin causar dolor ajeno.
Texto agregado el 01-10-2005, y leído por 352 visitantes. (11 votos)