Desde tiempos poco memorables -incluso hasta para los más memoriosos-, el ser humano se ha planteado la búsqueda de un camino que ilustre su deber, el tránsito por el mismo ha sido motivo eterno de discordia.
Las espadas mas audaces en su nombre han desfigurado los sentidos de su causa, las plumas mas ingeniosas en su impotencia han cedido, los mas sabios han buscado las palabras pero no lo han logrado ante el afán del reconocimiento -encontrándose atrapados en paradójicas redes existenciales-, incluso los eruditos -aquellos que nada perciben introspectivamente- no han logrado reconocer una definición clara respecto de su verdadero significante, pues claro está, realidades estáticas han de sobrar, razones dinámicas han de mutar, lo deseado es incluso difícil de valorar.
Pretender su definición es poco responsable, pues ella se basa en la no-definición, sus mejores amigos, son los hechos, con la única excepción, del “hecho de las palabras”-el hermano rebelde-, donde su prestación ha visto un manto de neblina que interfiere en la luminosidad de su alcance.
El problema parte de que en el fondo no a todos les agrada abrir los ojos y encontrarse ante sí con la verdad, por lo cual eligen el camino donde más neblina hubiere, donde es todo mas difuso y se presta a la confusión respecto de su verdadera voluntad, donde lo único distintivo es lo oscuro de las intenciones, a su alrededor solo gris. ¿Qué acaso no tienen salvación? Pues así como existe una, existe la otra, su gemela perversa, separadas se enciende el motor de su ambición, la cual solo encuentra la saciedad en el encuentro de su Némesis consanguínea.
Es además un misterio, que ha de presentarse siempre de diferentes maneras y proporciones, cualidades y estructuras; sin embargo los humanos han de sentenciarla como “natural”.
¿Es acaso natural negar? ¿Es acaso natural otorgar? Pues si, claro que sí, sin embargo son estas dos incógnitas de las cuales podemos dar certeza fáctica, pero no teórica, lo cual a simple vista pareciera ser un gran hallazgo, sin embargo me compete hacer la pregunta de la oruga adaptada al caso: La justicia ¿Qué es la justicia?
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