Era la época más critica jamás vista en la historia de la humanidad, había hambrunas en toda parte, pestes infernales que desgarraban a multitudes, enfermedades incurables que se incrementaban día tras día, sequías prolongadas sin explicación alguna, en fin todo era un desastre a grandes escalas y en todo los sentidos, en especial en lo económico a nivel mundial, lo cual se había transformado en una verdadera locura porque las gentes estaban en la desesperación total.
De repente todo comenzó a cambiar, desde aquel día en el cual desaparecieron millones de personas como por arte de magia en diferente países en todo el mundo, fue el mismo día que también se escuchó aquella hermosa propuesta tan interesante donde todos los bloques mundiales se unificarían para escoger a un hombre que gobernaría el globo terráqueo y así resolvería los problemas que afectaban a todos. Se necesitaba gobernar con igualdad para todos, ofreciendo así paz y seguridad, el cual sería el principal objetivo de ese gran gobierno.
Había una decisión de consenso mundial, donde los árabes entrarían en un acuerdo de paz con los israelíes, donde los negros estarían en igualdad con los blancos, donde los ricos y los pobres serian igualitario frente a la justicia, en donde habría una sola religión en la cual reinaría el amor.
Era un proyecto maravilloso, sumamente hermoso, lleno de amor para todos en donde por fin la humanidad entera se pondría de acuerdo.
El nuevo gobernante mundial, un hombre sencillo, bondadoso, capaz, súper inteligente y sobre todo justo, lo primero que dispuso fue un sistema de identificación común en todos los países, un sistema seguro, que no marginara a nadie, que no se pudiera falsificar, ni robar, ni perder y que fuera fácil de portar.
La tecnología existía para dicho sistema e incluso al producto estaba diseñado totalmente, lo único que faltaba era ponerlo en marcha y que todo el mundo lo obtuviera.
De inmediato se distribuyó totalmente gratis y con solo un pinchazo (como si fuera una inyección) en la mano derecha o en la frente quedó resuelto el asunto. Así, casi todos los habitantes de la tierra comenzaron a ser identificado voluntariamente.
La tecnología trataba de un microprocesador para identificar y controlar a la gente del mundo. Un microchip que debía ser implantado debajo de la piel con una jeringuilla hipodérmica y el proceso no se tomaba más de un minuto, se colocaba en la mano derecha o en la frente, porque solo en esos dos lugares podía cargarse el dispositivo con la energía corporal.
Con el nuevo sistema de identificación se registró casi toda la humanidad y el nuevo gobierno tenía control del mundo para poner todo en su orden.
El gobierno trajo consigo abundancia y prosperidad, y la justicia se administraba correctamente, todo era color de rosa, era un hermoso sueño que la humanidad estaba viviendo, parecía el reinado de los mil años que predicaban un grupo de locos que habían desaparecido como por arte de magia hacia algún tiempo, era el mismo grupo que predicaba: “solo en Jesús hay salvación y vida eterna”, y que el tal Jesús había resucitado entre los muertos y volvería a buscar a todo que en el creyera, ya no se escuchaba ese mensaje.
La humanidad había olvidado a Dios y a Jesús, pero continuaba con la gran necesidad de adorar a un ser superior y fue así como surgió el culto al gobernante mundial donde muchos lo adoraban.
El culto se fue expandiendo por todo el mundo, convirtiéndose en poco tiempo en algo obligatorio, pero también surgió una gran oposición de pequeños grupos en diferentes países que se negaban a celebrarlo.
La mayor oposición se encontraba en Israel, país que representaba un verdadero peligro para el Gobierno Mundial, porque los israelitas tenían un gran poder económico y fue así como se inició una terrible persecución para los judíos rompiéndose el acuerdo que había entre ambas partes.
Los opositores fueron perseguido por doquier y se estableció por ley que todos rindieran culto al Gobernante Mundial y que todos los habitantes de la tierra debían estar sellados con el nuevo sistemas de identificación, de lo contrario la muerte.
La sangre corría como río y llegó hasta trescientos Kilómetros y muchos fueron decapitados por no adorar al Gobernante Mundial.
Después de esto vi una gran multitud delante de mí. Había gente de todas las naciones, familias, razas y lenguas, y era imposible contarlas. Estaban de pie, vestidos de blanco ante el trono y ante el Cordero y tenían ramas de palmas en las manos. Gritaban:
« ¡La salvación viene de nuestro Dios,
Que está sentado en el trono,
Y del Cordero! »
Todos los ángeles estaban de pie alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro criaturas. Ellas se inclinaron hasta el suelo ante el trono y adoraban a Dios diciendo:
« ¡Así sea!
Alabanza, gloria, sabiduría,
Acción de gracias, honor, poder y fortaleza a nuestro Dios por siempre.
¡Así sea! »
Entonces uno de los ancianos me preguntó:
-¿Quiénes son los que están vestidos de blanco y de dónde vienen?
Yo le respondí:
-Usted lo sabe, señor.
Entonces me dijo:
-Son los que han pasado por un gran sufrimiento. Han lavado sus ropas y las blanquearon en la sangre del Cordero.
Por eso están ahora ante el trono de Dios para adorarlo en su templo día y noche.
El que está sentado en el trono los protegerá con su presencia.
Nunca más sentirán hambre ni sed, ni los quemará el sol ni el calor.
El Cordero que está frente al trono será su pastor y los guiará a manantiales de agua que da vida. Dios secará todas las lágrimas de sus ojos. (Apoc. 7:9-17).
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