(Este poema fue hecho y dedicado a una mujer amiga mía, que sufrió mucho, por estar enamorada de un amigo, sin ser correspondida por él, que ni siquiera se daba cuenta de este amor.)
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Siempre amor te demostré
tan inmenso y verdadero,
que en silencio lo lloré,
por demostrarlo, y no puedo.
Tu corazón, que es el mío,
en mi pecho lo guardé
y hoy sufro dentro el martirio
del castigo más cruel.
Vil, se me antoja el destino,
que castigando mi amor,
no nos permite a los dos,
andar el mismo camino.
Quisiera ser pajarillo
y con trinos muy risueños,
cantando, darte mi amor,
a tí, que eres mi dueño.
Marchita y sacrificada,
mi pecho el suplicio siente,
y sufro por sí callada,
dolor de hierros candentes.
¡Mala pena que has venido,
y te ensañas en mí hoy!
De amor no correspondido,
paciente víctima soy.
¡La tristeza va conmigo
y en silencio mi alma hiere!
¿No es suficiente castigo,
querer a quien no me quiere?
Deseo amarte y no puedo,
y en mutismo amargo estoy
por no poder decir hoy,
lo que queriendo, no puedo.
Sin haberlo cometido,
un delito estoy purgando
de amar callada en silencio...,
¡y el alma a gritos llorando!
Este idílico deseo
que tanto anhelo y yo quiero,
por las cosas del destino...,
no me lo concede el Cielo.
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