Su nombre de guerra era Eva Luna, en honor a su libro favorito… y en su mundo de ficción era vendedora de sueños y palabras, pero la realidad era otra... lo que vendía era su cuerpo.
Como había llegado hasta ahí ya no importaba mucho, una infancia difícil y una juventud complicada la habían llevado a ganarse la vida así, empezó desde lo mas bajo, en la calle, pero incluso en esta profesión se podía ascender y ella lo había conseguido, ahora podía permitirse el lujo de elegir sus clientes y sus horarios.
Siempre había tenido una mente despierta y muchas ganas de aprender lo que la había llevado a viajar, leer y ver muchas películas, ya que al fin y al cabo una película era una historia de ficción, como su propia existencia.
Hubo un momento en el que se planteo buscar otro oficio mas digno pero se convenció a si misma de que no sabia hacer otra cosa, aunque realmente es que no quería hacer otra cosa, en su mundo imaginario era una heroína que salvaba almas perdidas. Algunas de esas almas perdidas pretendieron salvarla a ella y darle una vida mejor pero si algo le había enseñado la vida es que nunca debía depender de nadie, solo de ella misma…
Sus amigos le reprochaban que era una persona distante e incluso fría que nunca se abría a los demás; al menos no emocionalmente… pero lo que ellos no sabían es que esa era la mascara que Eva Luna había decidido llevar ante los demás y solo en su mundo de ficción se mostraba tal y como era: tierna, ingenua e incluso algo tímida

A sus clientes no solo les vendía sexo; unas veces se transformaba en una criatura con una inocencia invulnerable y otras en una fiera indomable e insaciable... Eva Luna podía adivinar al instante los deseos mas ocultos de cada visitante.
Unas veces les contaba cuentos mágicos, otras les susurraba al oído palabras secretas y ellos reían y lloraban alejándose por unos maravillosos instantes de sus miedos y tristezas.
A todos les regalaba por un rato la ilusión del amor y ellos se iban asombrados y conmovidos por aquella diosa del amor.

Sin embargo ella nunca se había enamorado, por lo menos nunca del todo y pensaba que a estas alturas y tal y como se había montado la vida nunca encontraría a nadie con quien compartirla pero en su mundo imaginario era distinto, todavía soñaba con ese príncipe con el que todas las mujeres sueñan. ¿Por qué no iba a existir? En su mundo de ficción todo estaba permitido, quizás alguna vez seria su alma perdida la que seria salvada por un caballero en busca de su amada…

Su vida iba transcurriendo entre la realidad y la ficción y así pasaba el tiempo mientras se convertía en una persona cada vez mas solitaria y reservada así que decidió hacer lago al respecto. Ya había hecho cursos de idiomas, de pintura, yoga…. Que mas podía hacer? Entonces se planteo que podía estudiar algo de informática, no había tocado un ordenador en su vida pero todo era cuestión de ponerse. Se apunto a un curso de informática para adultos y se compro un ordenador. Pronto descubrió el maravilloso mundo de Internet, le fascinaba, el universo estaba a su entera disposición.
Un día navegando, decidió entrar en uno de esos famosos chats, los había de numerosos temas: literatura, viajes,.... pero el que mas le gustaba era el de cine, su hobby favorito, era en el que mas se solía meter y un día sucedió…
Hola eva luna, le dijo un tal nicolas cage, a mi me encantan los cuentos de eva luna, te has puesto el nick por ese libro, no?
Hola nicolas, si es mi libro favorito, que película de nicolas cage es tu preferida?






Leaving las Vegas, le contesto.
Dios!, pensó ella, esa película la había visto tantas veces y siempre la hacia llorar… se sentía tan identificada….
Fueron conociéndose y descubriéndose, se inventaron su mundo particular, tenían tantas cosas en común que Eva Luna estaba encantada, ella le contó su vida… por supuesto la de ficción, al decirle que vendía sueños y palabras el la tomo por una escritora.
Cada vez se sentían mas cercanos el uno al otro y surgió lo inevitable, el encuentro….
Eva Luna estaba muy nerviosa, era como una de esa primeras citas de su adolescencia, estaba muy ilusionada porque Nicolas era tal y como ella siempre había imaginado, era el príncipe de sus sueños…

Habían quedado en Paris, un sitio neutral, el vivía en Santander y ella en Valencia… La cita era en un barco restaurante que navegaba por el Sena… Se reconocerían por la ropa. El llevaría una camisa negra, vaqueros y sus zapatillas preferidas, marca bunker, ella había optado por algo discreto, su vestido de tirantes color bourdeos y por supuesto, su tanga de la suerte…
Cuando entro al restaurante tenia los nervios a flor de piel, allí estaba sentado, esperándola, lo reconoció nada mas verlo, era tal y como se lo había imaginado.
Cuando se acerco el le sonrió y le dijo: Hola, Eva Luna, no sabes cuantas veces he soñado con este momento….
Al principio estaban cortados pero poco a poco recobraron esa complicidad que habían tenido desde que se conocieron… y el ambiente era ideal: cenaron a la luz de las velas; la música de fondo: boleros que hablaban de amor, estaban situados frente a un gran ventanal por el que podían contemplar esa maravillosa ciudad…
Fue el fin de semana mas maravilloso de su vida, pasearon por Paris mientras ella le contaba sus cuentos, subieron a la torre Eiffel, visitaron el Louvre y por supuesto hicieron el amor una y otra vez en un hotelito situado en el centro de la ciudad. Eva Luna se entrego en cuerpo y alma, recorriendo cada centímetro de cuerpo de su amado y vibrando con cada beso, con cada caricia… fue como si hubiera sido la primera vez para ambos...
Pero a la hora de partir otra vez hacia sus respectivas vidas reales, se dio cuenta de que nada podían pedirse el uno al otro.
Al despedirse ambos sabían que no volverían a verse, que aquello no funcionaria pero al menos seguirían compartiendo su mundo imaginario…
Esa cita mágica quedó para siempre grabada en su alma pero lo realmente importante para Eva Luna era que tenia la suerte de poder vivir dos vidas paralelas; la realidad y la ficción….