Desciende... desciende para sentir unas lágrimas que no son las tuyas, desciende para añorar un gesto delicado sobre tu rostro, sobre tu cuello... desciende para imaginar el vaiven de un mar reposado de virtudes que afloran en su superficie aferradas a la balsa de tus sentidos recuerdos.
Desciende para percibir dónde quedaron los Perdona que regalaste, desciende para sentir... donde perviven los Perdona que no necesitaste dar, desciende para imaginar... que las palabras grises ya se las llevó el viento, que solo queda ante ti... el papel de clara seda con el que se envolvieron las verdades.
Desciende para sentir las fragancias... desciende para compartir este momento conmigo, desciende para imaginarme... a tu lado sin que me veas, en tu caminar sin que sientas las huellas de mis pasos, en tu mirada resbalando contigo en una lágrima, en tu boca, recostada en ese beso que guardas en tus labios, en tu pelo, enrredando mi sonrisa pícara en una cana... en tus manos bosquejando caricias en las venas de tu piel, en tus dedos... sintiendo el tacto de tus palabras.
Desciende, reposa... entorna los ojos, descansa en la llanura de una música extendida...
No desciendas para olvidar... desciende para entender, para sentir.
Ahora... para... déjalo, ya no desciendas más... eleva los ojos hacia la cima... escucha... mi esperanza te llama.
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Dedicado a todas aquellas personas que necesitamos el sonido de la esperanza. |