-¡¡¡Nooo... no dejaré que hagas de mí lo que quieras!!! , ¡¡¡No permitiré que influyas tanto en mí!!!, ¡¡¡ Jamás te aceptare de nuevo!!!,...¡¡¡ maldita, desgraciada!!! -.
Rabioso, la retaba y maldecía, ella impasible permanecía en silencio, conocía profundamente al hombre, sabía de sus debilidades, conocía la carne pecadora, lo dominaba; por ella, sólo por ella, se encontraba solo y abandonado.
Raúl la seguía maldiciendo, renegando e insultando...
Sin percatarse, sin darse cuenta como tantas veces, la recostó sobre la mesa, había tanto cariño y delicadeza en ello, tanta pasión y deseo que la acomodó cuidadosamente, una larga línea hizo y con un tubo... aspiro su blancura.
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