Te fuiste una mañana lluviosa, una de esas en la que uno no quiere levantarse de la cama y ese día yo cometí el error de hacerlo, pero que más da, el final se acercaba y ambos sabiamos que era algo ineludible, en realidad no es tanto el hecho de tu partida, más bien la manera en como lo hiciste y peor aún: el porqué.
En tus palabras las razones fueron que sentias que lo nuestro ya no funcionaba, que la relación estaba fragmentada y que era mejor que te fueras a seguir jugando a hacerme feliz, me creiste tan ingenuo como para decirme eso, no importa ya, conocia tus verdaderos motivos y te deje partir.
Recuerdo aquella mañana, soplaba un viento frío y delgadas gotas de lluvia se estrellaban contra nuestros rostros, dijiste "ha llegado el momento" y solo atine a asentir con la cabeza, quise desearte buena suerte y recordarte que aún podiamos ser amigos, vernos de vez en cuando, no se, y no ,lo se porque ni siquiera me diste tiempo de articular palabra alguna, me diste la espalda sin decir más y abordaste un auto, el de tu nuevo amor, mientras yo me quedaba parado en la banqueta con los ojos humedos por ti.
Y asi te fuiste, sin darme un momento más de ti, aquella mañana lluviosa de octubre. |