EL APAGÓN:
Los dos estaban allí recostados sobre la cama con la colcha de raso rojo vino, no estaban haciendo nada malo, tan solo consultaban algunas cosas en el portátil de él. Ambos se reían como locos por ciertas cosas que habían leído, con la risa despreocupada de dos personas que están cómodas juntas. Los dueños de la casa pasaron a avisar que se iban a un recado. Ellos se despidieron y siguieron a lo suyo.
Estaba claro que entre ambos había mucha química, mucho feeling, a él le encantaban sus ojos y le volvía loco su pelo rubio natural, a ella le gustaba su carácter y esos ojos oscuros, pero ninguno había dado el primer paso…
De repente la luz se fue. Lo que no era muy extraño en aquella región del oriente de Cuba, el ventilador dejó que sus aspas parasen perezosas, el PC murió, lo que no es muy bueno y se quedaron a oscuras, bajaron el ordenador al suelo, para que no se cayese, pero no les importó mucho el apagón, estaban felices y cómodos y la conversación no decayó.
Apenas se veía algo él solo alcanzaba a distinguir el contorno de su rotundo cuerpo y ella solo adivinaba el blanco de su sonrisa, en un instante sus cuerpos se rozaron y sintieron una descarga, no era real, pero ambos se estremecieron y de repente sus manos más audaces palparon en busca del cuerpo ajeno…
Sus labios se juntaron en un beso, suave y tímido al principio, pero que fue ganando en audacia, las lenguas se dijeron aquello que llevaban callando hacía días y los dientes de ella mordieron suave pero con firmeza sus labios.
La boca de él osada bajó por su barbilla, su cuello, su pecho, hasta que se tropezó con el vestido. La garganta de ella dejaba escapar pequeños gemidos de ansiedad mal contenida. Apartó un tirante de su vestido negro, como la oscuridad que los envolvía y sus labios tuvieron acceso al pecho de ella, pequeño, pero suave y firme, el sujetador dificultaba en cierta manera las maniobras. Ella se volvió valiente y apartándole con suavidad sacó el vestido y el sujetador quedándose apenas con un tanga negro que él adivinaba más que veía.
Hacía mucho calor, el ventilador seguía en reposo, él se quitó la camiseta y ella le ayudó a tientas con los pantalones, luego tumbándole sobre la cama se colocó a horcajadas sobre él, sentían el calor de sus cuerpos, él sentía la suave presión de el cuerpo casi desnudo de ella, ella el calor de su cuerpo masculino. Esta vez fue la boca de ella la que tomó la iniciativa y empezó a descender desde su oreja en un suave recorrido de besos, lametones y mordisquitos hasta la goma de su slip, allí paró, saboreando la lujuria anticipada que sabía que despertaba en él. Jugó varias veces al juego de llegar muy cerca y esquivar la zona…
Él no aguantaba más, la tumbó a ella en la cama le apartó el tanga a un lado, sin quitarlo y la torturó con el perverso placer de estimular su centro de placer y parar cuando ella iba a llegar al orgasmo, una y otra vez, hasta que ella se cansó y le sujeto la cabeza, El placer recorría su cuerpo a oleadas, su columna estaba crispada y sus músculos tensos, las pupilas dilatadas….Ya!!!! cuando ella llegó al orgasmo su cuerpo se relajó y no pudo evitar las contracciones de algunas partes de su anatomía ni el grito de: ¡Dios!
Ella le pidió que la penetrase y le quitó los calzoncillos, tampoco quería resistirse más, así es que, colocó su pene duro en la entrada de ella, sintió el calor y la humedad de su vagina, tras quitar el mojado tanga, ella elevaba su pelvis buscando la penetración, pero él disfrutaba entrando suavemente en la estrecha gruta…
Por fin cuando estuvo por entero dentro de ella no pudo ni quiso evitar que los movimientos pélvicos fueran en aumento. La lascivia se apoderó de los dos, y les hizo tocar el cielo con la punta de los dedos. Al oscuridad que les rodeaba se llenó de gemidos incontrolables, el sudor mojaba el cuerpo de ambos, pero era agradable, porque solo reflejaba de una manera más explicita el calor que ambos sentían…
Él salió de ella y antes de que ella se quejase por la interrupción le dio la vuelta y la penetró a cuatro patas. Con una mano le acariciaba los pechos, pechos que ya sabía que no eran de silicona, con la otra la cogía de las firmes caderas. Ella alcanzó un par de orgasmos más sin poder contener los consecuentes gemidos y gritos.
Cuando el sintió que estaba a punto no intentó controlarse, se movió más rápido, con más urgencia, ella le acompañó subiendo el ritmo de la pasión y de pronto el éxtasis les llegó a los dos a la vez. Ambos gemían, se besaban se mordían y juntos compartían el final…
Cuando llegó la luz estaban los dos sudorosos, exhaustos, pero felices tumbados en la cama. Ella le besó dulcemente y fue a asearse, cuando se fue él arregló la cama
Cuando llegaron los dueños estaba mirando el ordenador. Ambos se reían como locos por ciertas cosas que habían leído, con la risa despreocupada de dos personas que están cómodas juntas. Los amigos se miraron y comentaron que aquellos deberían de lanzarse de una vez, ¡Por lo menos podrían haber aprovechado el apagón!!!
|