Y pensar que últimamente vivo de pequeñas dosis que me inyectas con tus breves apariciones, que me hacen suspirar y me sacan una sonrisa, que me ilusionan y me elevan; probablemente, el efecto no es muy duradero pero persiste en el recuerdo y se ancla en mis emociones y me hace pensarte en el momento menos preciso y desearte inconteniblemente.
El efecto pasa y regresa la ansiedad y la necesidad de tener un poco más. Qué me das, qué me diste, y a pesar de que la distancia hace que tu recuerdo sea cada vez más frágil, la emoción continua y en mis sueños aún te reconozco, se que eres tu porque vuelvo a ver en el fondo de tus ojos ese arrebato y sensibilidad que me enamoró, y al amanecer nuevamente te encarnas en mis recuerdos, débil aunque consistente estás. Cómo hacerte a un lado si tu improbabilidad me tiene amarrada, si tu inconstancia me cautiva y cada una de tus formas llama mi atención.
Bello, aunque imperfecto haces que la adrenalina corra por mis venas, me das de beber vida y creas emociones en mi ser con una sola frase, sólo promesas hay, nada certero, tal vez ni siquiera oportunidades, pero en mi, el deseo y las ganas continúan, volverte a ver y tenerte otra vez cerca es lo que ansío. Kilómetros más, kilómetros menos, pero, serán suficientes como para separarnos demasiado, sólo espero que esta distancia no mate esas esperanzas…
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