Mi urbe acompañada
de gestos insignificantes,
plagada de rostros
que han olvidado cómo sonreir.
Mi urbe que intenta despertar,
y que por más que trata no puede.
Ténue poesía plasmada en sus calles,
se escuchan los gritos de aquello
que yace inserto allí,
sin vida natural, pero frenética.
Cuido mis pasos,
nunca se sabe donde podemos caer,
inconsecuente con tus actos,
creyendo en dioses que no son abstractos,
pierdes el sentido que por sí
crece en el asfalto poco recordado y valorado
por sistemas nerviosos mal organizados.
Nadie se detiene a notarlo,
permanezco muda, inmóvil, invisible
para corazones que no sienten.
Pocos destellan con la luz del sol
y viajan por corrientes submarinas de esta mi ciudad.
Influenciados por la poesía lírica, urbana, existencial
devoran sentimientos angustiados,
para liberar en parte
el gusto amargo del rencor por estas calles.

26/09/05 11:25 AM aprox.