Maria, aun sigo deprimido. Me deprimo desde los doce, ya tengo 18. Es un juego o una enfermedad? Voy a tener que empezar un tratamiento con pastillas o en cuanto sea millonario se me va a pasar? Muchas veces soy consciente y eso no cambia nada. Intento cambiarlo, olvidarme, minimizarlo, y no funciona, vuelve. Ya he pedido ayuda, Maria. No me la han dado.
Hay una pistola en la mochila de Piñón. Al fin tengo una mochila linda, con los colores que se usan. Siempre me compraban cosas que llevaban el cartel “POBRE”. Mis zapatillas finitas, remeras con el muñeco de moda, y pantalones que me hacían entrar como fuera, sea por grandes o por chicos. La pistola está ahí, la saco, tiene unos colores muy supernaturales, un marrón y un cromado muy imponentes, son los únicos colores vivos, todo el resto son calles y paredes grises, y pieles y árboles en colores tostados pálidos.
El arma tiene un buen peso, se hace respetar. Me sorprendo del poder que tengo, no a cualquiera le venden un arma en los barrios, tenés que tener al menos una entrada a la tumba. Siempre soñé con el día en que tuviera una. Ya no me pregunto si la usaría. Cuando ya todo aburre... el cielo. Me molesta escuchar música copada, me molesta que haya música copada y no sepa de su existencia, que jamás la vaya a escuchar...
Me molesta que haya gente que dibuje lo mismo que yo, y lo haga mejor. Me molesta que haya personas copadas y yo no las conozca, me molesta tener que amar todos los días y no, día por medio, como quisiera.
Me molesta ser tan mediocre, me molesta no ser tan violento, me molesta ser amado, me molesta que me moleste.
Amo tomar sol, y me molesta. Me fastidia odiar, no poder gritar que me duele, como hacen los nenes, odio llorar y que nadie se interese, porque todos, también, están llorando.
Odio ser positivo por las mañanas y negativo por las espaldas.
No soporto la gente mala, y detesto a la buena también.
Me cago en la mierda que es sentirse pudrir, querer morirse, y al otro día olvidarlo. Odio que todos los que crecieron se hayan olvidado que pasaron lo mismo. Odio que no exista un premio por avivarse, sé que es al pedo avivarse, la ignorancia es un don.
Me molesta ser tan egoísta, tan egocéntrico, tan codicioso, y no demostrarlo, salvo cuando me deprimo.
No aguanto más, ni llorando esto se va a alejar ya. No voy a repetir eso de contarles lo que siento, a vos María, y a mi familia, para que luego se hagan los que entienden por un par de meses.
Tantas veces lo pasamos y, sin embargo, sabía que no iba a morir, otras, aunque el dolor era inmenso, increíblemente lo podía ocultar. Ahora, de repente tengo un arma, así son los momentos mágicos, no se planean. Hoy, si me apoyo el arma en la sien, no es tan solo de dolor, sino también para pagarme una deuda conmigo mismo. Y para que vean que hablaba en serio, ayuda María, ayuda, ustedes hijos de puta, ayuda caras de mierda, caretas... no se mueven... gracias, así importa lo que digo, ya lo veo...
Si me mato sé que no hay después, sé que no voy a poder ver como afecta mi muerte a los demás, pero también sé que luego de matarme no existe el arrepentimiento, no me voy a arrepentir, no voy a tener oportunidad de decir: nooo! Que nabo que soy! Me tendría que haber quedado.
Lo sé, ese es mi cielo, es un no-cielo. Para los creyentes esta el cielo ese donde se acaban los dolores físicos y esas cosas. Mi cielo es silencioso, negro, sin suelo, vacío, sin tiempo. Como una larga siesta. Sin sueños siquiera. Sin recuerdos. Entienden?
Me encierro en mi habitación, no en mi cuarto... en mi habitación. En mi modo-tipo-forma-tiempo-ganas-olor-color de habitar. Y en mi cuarto también me encierro.
Mi hermano consiguió trabajo y ahora tengo la computadora, la camarita, los discos, las revistas... colección de fotos de chicas dark, punk, y hippie. Tengo ganas, y no tengo ganas. Tengo dieciocho, tengo conciencia de que a medida que pasan los años se nota más lo patético que soy, y no hablo de lo patético que es un ser negativo, sino, de lo patético que es ser un tipo con pocas agallas, con pocas habilidades, y con pocas capacidades... poca iniciativa, y poca singularidad.
Me mastico una rosa roja, desgarro los pétalos, y sigo con el tallo, las espinas se clavan en el paladar. Te desnudo María, y en vez de besarte, te pateo en la ingle. Voy al colegio, y en vez de hacer la tarea, o gritarle a los profesores, abandono el banco, y me pongo a saltar frente al pizarrón moviendo los brazos y piernas como si estuviera haciendo aeróbicos, y dejo que me tiren tizas, papeles, que me escupan, luego, agradezco, y me despido cantando una canción de Abba. Voy a la carnicería y dejo que me caguen en el vuelto. Intento dos horas y media abrazar un paredón. Mis amigos se alejaron y me invento que los extraño.
Y sospecho que puedo mentir o decir la verdad todo el tiempo, y nada cambiaría sustancialmente. Soy una cagada, quiero decir, pero, sin embargo, no me merezco la vida que tuve y tengo. De una forma u otra, terminaron abusando en todas las formas de mi, en mi niñez y adolescencia. No puedo estar chocho de la vida, algunos dirán que me quejo de aburrido, que ya soy alguien grande para andar llorando por el caramelo que no me compraron. Algunas cosas no son graves, otras sí. Y pude no decir nada y seguir, con un alto riesgo de crearme un tumor maligno, o convertirme en asesino serial, pero en verdad estoy tan, tan, pero tan cagado en las patas, que pruebo contar... pruebo desahogarme, me canzo de hacerlo, y descreo, pero acá estoy, juro que es la última, ya tengo el arma en mi sien.
- Que vas a hacer con el arma?
- Le voy a dar un final.
- Andy, por favor, bajá eso, te lo pido, no sigas.
- Voy a apretar el gatillo. Y voy a reencarnar con quince años en 1990, justo para crecer escuchando a Nirvana, y Smashing Pumpkins, y Pearl Jam, y Green Day, y Jane´s Addiction... voy a convertirme en un gran fotógrafo...
- Andy, por favor...
- No llores, podes ir adentro e ir llamando una ambulancia.
Automáticamente se pone en el tocadisco de mi mente alguna canción vieja de El Otro Yo, con sus voces de nene haciendo un coro angelical, es un réquiem alegre. Los nenes felices son lo peor, son buenos digo, pero me hacen doler la panza, me duelen.
No se me ocurre ninguna frase para la ocasión. Tan solo voy a poner el arma sobre mi cabeza... y voy a gatillar.
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