La muerte es el premio de unos cuantos.
Lo sé porque estuve ahí, y estoy vivo porque fui castigado, no mereciendo morir soy los que ustedes llaman un reencarnado, pero estuve muerto el tiempo necesario para recordarlo, para saber el por qué todo ha pasado.
Hace ya algunos buenos años, se me ocurrió una disparatada explicación para la vida y sus porqués, y estuve tan lejos de la verdad que la toqué por aproximación al formar un círculo, tan a extremo equivocado estaba, que di con el punto de partida contrario y eso es lo que me hizo estar de vuelta./
Mi teoría consistía, entre otras cosas en pensar que somos energía, y que como tal fuimos creados de múltiples fragmentos o elementos que al llevar de modo armonioso una existencia hasta su feliz conclusión, se reunían nuevamente permitiéndonos gozar de la luz eterna del universo en tranquilidad y paz completas.
Por ello reencarnábamos por elección propia hasta alcanzar el estado ideal, en búsqueda continua por encontrar las piezas que nos conformaron en el nacimiento inicial de los tiempos, actuando “bien”, y ante la falta de parte alguna o acción a realizar regresábamos para enmendar nuestro fallo hasta ser aceptados en la pureza misma del universo.
Esa fue la explicación que encontré a los deja vú, las cruces, a las almas gemelas perdidas en la fragmentación de nuestra creación más inicial, a las cuales debíamos buscar hasta complementarnos, no sólo con una parte, si no con múltiples trozos de energía únicos como cada uno de nosotros regresando una y otra vez hasta conseguirlo, pero hoy lo sé y mi conocimiento es mi castigo, es lo que me hace regresar una y otra vez por culpa de mi necia curiosidad, porque como acertadamente algunos afirman, el infierno está aquí, pero el “cielo” queda mucho, mucho más lejos.
He vuelto porque en otra vida fui muy osado y un deseo pedí, me fue concedido y soy como antes nunca fui, soy albino, pero antes negro, y rojo, y amarillo y blanco, pero nunca tanto como ahora, he muerto numerosas pero no innumerables ocasiones, 665 para ser exactos y precisos, por ello el número siguiente es considerado como maldito, pero en realidad tanto se han tergiversado las cosas, que es todo lo contrario porque es el número de la liberación, pero a la distancia pesa como una loza saber que es el número de la última muerte.
La única condición es no acudir al suicidio, de lo contrario la cuenta regresiva inicia desde ceros y todo se fastidia, el problema es recordarlo, pero para eso también lo han censurado.
Sólo los iluminados lo han sabido desde siempre, esa es la luz que los distingue de quienes por alguna extraña razón no lo han sabido aprovechar, bueno la razón es conocida como la falta de fe, lo extraño es por qué no es apreciada.
Contrario a los que muchos o casi todos piensan, Cristo no fue hijo de dios como se dice, como unos cuantos iluminados tales como Mahoma o Gandhi por citar sólo algunos, fue sólo su amigo y de los mejores por cierto, de esos que se cuentan con los dedos de una única mano, aunque dios se supone tenga más de dos o no las tenga, o tal vez tenga muchas en muchos y todos lados… Por ello los premió con la muerte, porque la vida es sólo un estado transitorio, pero la muerte es sólo un paso (doloroso mucho a veces); pero bueno, si todos lo supieran harían como los lemmings o los judíos en tiempos del nazismo, y este mundo que nos crearon ex profeso, estaría vacío como una jaula de oro, para librarse facilmente de este castigo de vida.
La línea de vida en mi mano siempre ha mentido y siempre ha sido la misma, igual de larga, pero ahora estoy tranquilo, porque después de tanto vagar he cumplido y pagado mi castigo, por pedir el nunca olvido y la vida entender solo me condené, porque hay cosas que aún para saber no estamos listos.
No importa lo vieja que sea lo que llamamos alma, después de todo y por experiencia lo digo, hay cosas que es mejor no saber, de todos modos con esta maldita camisa puesta…¿Quién me creería?
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