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Las cadenas no funcionan. Porque nada funciona. Cuando esperas algo con suma ilusión pasa alguna cosa pequeña que desmorona toda la existencia, abriéndose paso hacia lo desconocido como si se tratase de alguna cosa extraña nacida de los rezos de la inmortalidad. Pero nadie sabe de lo que estoy hablando; me envian cadenas. Sólo cadenas. Un día yo pensé que las personas guardaban algo adentro; algo como cabezas o corazones; algo como esperanzas o putas verdades. Pero no es cierto. Y aunque me vuelva loco; las palabras; y yo en la sombra, mirándola.
Al final no queda nada; o queda lo único posible. O es tan banal que no logras soportar que las personas que te agraden se derritan como plasticina en una marea de cosas insondables.
Y es tan bonito escribir. Quizás es lo único bonito.
Luego de todo; los capicúas; los esdrújulos momentos de la llanura. Yo y la moto recorriendo el universo; el desierto es tan claro.
No esperaba que de todas las palabras que iba escribiendo más de una resultase cierta. La verdad, lo único que esperó en toda su vida fue que por fin el día acabase, o que la soledad fuera tan evidente que no se pudiera negar. Porque nunca llegaste cuando te estuve esperando. Y estuve tanto tiempo que los ojos se me volaron y se me perdió la ilusión del futuro conjunto. Vacuidad.
Reviso mi hotmail. Son cadenas. Hijo mío, son cadenas, amor. Puras cadenas hablando de chistes y otros chistes, o anti chistes, o chistes chistosos que alguna vez alguien escribió desde una banalidad que se hace tan insoportable. Cómo quisiera conocer a Kafka. Cómo quisiera dejar el "esnobismo" de lado para abrirme paso entre las gentes; o reirme con lo que ellos se rien; pero no, firme. ¿Firme o doblado como hoja? El tiempo, nunca pasó.
Es tan antinatura estar escribiendo esto en la biblioteca de la universidad. Los chicos estudian, conversan, rien, se aburren mirando por una ventana. Hay sol; el día acompasa las emociones más sinceras. Y yo estoy aquí, destruido completamente por cosas que no alcanzo a comprender del todo (a lo más que saber que yo tengo la culpa de no huir a tiempo o esconderme en una cueva de los camellos que no descubrieron el terené). Revisar. Revisar. Escribir desde la nada con ninguna posibilidad de chance. ¿Y dónde guardar los espacios...? Hombre sin atributos.
Se desarma
Y se arma.
Como un juguete.
Te doy tiempo. Te doy más tiempo. ¿Quieres más tiempo? Yo he pasado ya por varias eternidades, debiera estar acostumbrado o entregarme a la paciencia. Debiera... qué sé yo, sacarme la cabeza, golpear con fiereza, enfurecerme desde adentro para adentro y voltear todas las cajas que se llenan de polvo cuando se me van de las manos las aguas de los rostros. Y la dificultad, y la esperanza, y la masa, y la masa; inconstante masa. Loca masa. Cosa masa. Guíame lejos de aquí.
Entonces. Entonces. Entonces. Y así. Más bien. Negar. Negar. Y entonces. Y pasar con la frase que es larga y que ¿por qué todavía no llegas? ¿por qué todavía te estoy esperando desde un lugar que me es tan ajeno y la gente... la gente es tan gente y tan ella misma y cerrada y hermética, y sonriente dentro de sus insoportables banalidades a las que no puedo acceder por estar vetado? ¿aislado, aislado? Volvió.
Volvió. Volvió. Volvió. Volvió. En realidad no me da lo mismo. ¿Es que no lo ves? (lleva una manzana que recogió del suelo). A mí nada me da lo mismo. Absolutamente nada. Nada me da lo mismo. Veo a un perro en la calle. Veo los ojos de la mujer. Veo la risa del hombre. Nada me da lo mismo. Se me juntan las cosas como en una sola realidad; no es tan sencillo; no es tan fácil de entender; créeme, no estoy loco y esto no es un juego de palabras; no es un ideal de intentar escribir cosas confusas. ¡Son confusas!
Grítame. No me dejes escaparme. No dejes que pase que me vaya y nunca vuelva y nunca entiendas que lo único que quería era quererte, y darte todo eso de belleza que se esconde adentro de las memorias de los hombres; darte todo eso que es tan bonito, lo vieras, tan bonito que de tenerlo una sola vez no necesitarías más vida que vivir. Al menos; no tan de esa forma... no me hagas rogar (rogar me duele almísticamente; toda la sensación invertida, es). No quiero volver. No quiero irme o avanzar o ser perfecto en el futuro para otra persona con la que las cosas pasen de la forma en que debieran. Yo quiero este caos; pero no tan al límite. No quiero tener la sensación de inseguridad mutante nacida de lo verde que se escapa de las manos sin entender motivos ni razones, por una vieja leyenda de conformismo. No quiero conformismo. No quiero agotar las cosas. No quiero agotar las cosas. No quiero agotar las cosas. No quiero repetir las frases, ni las palabras ni creer que de todo lo que estoy haciendo sólo una mínima parte es la que tú disfrutas con tus ojos brillosos de un espacio al otro.
La gente. Tan gente. Y yo estoy tan solo.

P.S.: Llegaste. Te quiero.

Texto agregado el 27-09-2005, y leído por 303 visitantes. (0 votos)


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