Aburrimiento: dícese de lo que sienten los alumnos cuando el profesor es infumable y la materia más.



Todos callados escuchando a aquél hombre viejo y amargado que hablaba de teorías, fórmulas y números ¿por qué tenía que perder el tiempo así?



Solución: dícese de la acción de buscar rápidamente una distracción.



Rastreó en su memoria todas las cosas que podía hacer disimuladamente para entretenerse. Una opción era dormitar con los ojos abiertos como hacía su compañero de al lado pero es que mucho sueño no tenía. La opción dos era leer pero la podían pillar.



¡Eureka!: dícese en el momento de la revelación



Por la noche se fue a la página de los cuentacuentos y se dedicó a sacar cuentos a diestro y siniestro y a la mañana siguiente los llevó a clase y los acomodó entre los apuntes. Comenzó a leer...



Perfección: dícese del momento en el que uno se da cuenta de que todo está saliendo a las mil maravillas.



Pasó un rato. El compañero de al lado, el de antes, el que dormitaba pregunta - ¿qué lees?.

– cuentos-.

–genial, ¿me dejas uno?



Compartir: dícese del momento en el que le prestas tus cosas a los demás.



Pasó la mañana, un día, una semana. El de al lado le dejó los textos a otro que a su vez se los dejó a otro y así hasta que se formó...



Cadena: dícese de un conjunto de personas que van pasándose algún objeto de unos a otros.



Ayer nadie escuchaba al profesor. Todos tenían los ojos fijos en los apuntes. El susodicho se dio cuenta y requisó varios de los textos (lo siento por ustedes).



Bronca: lo que uno recibe cuando se pasa de la raya.



– vaya desfachatez, estamos en una clase de física, no de literatura-.



Moraleja: dícese de la reflexión que uno hace de una situación



¡qué bonito he conseguido convertir yo sola una clase de física en una de literatura!