Un tanto alto, apenas notado,
un castaño oscuro y dos pardos.
Hoy, por sólo hoy, con dientes de cardos,
y un solo pelo de barba robado.

Con un cuello a las nubes atado,
sin lanzar sus clavículas como dardos
y sin nada de ladrillos, bastardos.
Con dos troncos, cada uno al piso clavado.

Un cuico a veces huaso ronco llamado.
un melodrama de amores amargos,
mi cabeza ha sido fruto de embargos.
Un “genio” siempre fue buscado.

No quedan promesas siniestras,
y las confesiones se van acabando,
ya se olvidó la tinta de las obras maestras.

Al amor es lo único que sigo mendigando.
Tu cara escondida no la muestras.
Es a la Magdalena a la que sigo buscando.