La libertad de expresión, si mal no recuerdo, es decir lo que uno siente sin temor a una represión por terceros. En los años treinta hubo un genocidio en mi país, creo que muy pocos se enteraron, al final de 10 años nadie lo sabrá. Desde ese entonces creo que ha sido la moda impuesta por los altos mandos que dicen ser los salvadores de un pueblo hambriento de hablar. Las armas tomaron el control de la nación por mas de 75 años, 27,375 días torturando la lengua para hacerla callar, únicamente los perros podían hablar, a donde están esos perros?, como le hicieron para poder ladrar tan alto sin tener el miedo de una bala en el centro de la existencia.
Después de acabar con el régimen militar, los campesinos y universitarios se levantan como un gigante colosal que durmió suficiente, tomando fuerza durante años, llego infundir el miedo entre los mandatarios asesinos de ese entonces. Para disimular el negro se su corazón, toman los colores de la bandera de otro para cubrir este engaño. No todos se tragaron el cuento, la sangre de un pueblo se derramo sin cesar. Ya se podía abrir la boca para gritar, desgraciadamente no para hablar. Las multitudes bajo el sol de los inviernos calentaba el espíritu para seguir adelante.
Aunque estaba pequeño en este cuento, recuerdo las caras de desesperación de los adultos. Uno como niño cree que todo es un juego, nadie muere y solo hacen pen pen las armas de juguete. La cultura y los valores no entraban en ese diminuto circo de payasos sangrientos, y mucho menos los derechos que todos lo humanos tenemos. Fue la era en que la vida no valía ni un centavo de colón y si decimos de dólar era mas cara.
El gigante aplasta continuamente la bandera que cubre los asesinatos de los cuentistas, músicos y hasta sacerdotes de un Dios que aprobó los sacrificios humanos que cayeron en los campos de cultivos, convertidos en cementerios de cruzadas utópicas de los espectadores de la masacre. Mozotes cortados con bayonetas sagradas del partido democrático Cristiano. Ven hasta nuestro hermano Jesús peleó.
Correr significaba mucho en esos días, correr hasta mas no poder, aunque las piernas cayeran como cerillos quemados entre las piedras. Pedirle al señor también estaba de moda, pero estaba ocupado escuchando el plan de asesinato en el universo del conocimiento. No quedaba de otra que resistir con ideas. El fin de la enfermedad del mundo estaba cerca.
Solamente se tenia la esperanza en las voces de Maravilla y Santiago, voceros del pueblo guerrero que buscara la libertad. La ironía se podía ver saltando de alegría en las voces del gobierno. Estos dos personajes mantuvieron el fervor en sus voces hasta el tan esperado día en que la bandera tricolor izó un blanco resplandeciente que dejó ciego al coloso ejercito de títeres.
Las sombras negras cabalgaron al ver este suceso, dejando mas muertes a su paso. Esta vez dirigida por una solo abominable bestia del mal. Estuvo a un paso de ser el segundo Hitler de la historia, pero no sería hasta nuestra época que se daría ese fenómeno, ¿Quién lo podría creer, no es así?
Como todos ustedes han visto, El Salvador ha estado plagado de enfermedades que destruyen el corazón de la nación. Ahora en lugar de ver sangre vemos un simple no, para poder hablar de todo lo que sucede, es difícil ver que los que se hizo en un pasado fue únicamente para corto plazo, seguramente los caídos en batalla se carcomen ellos mismos al ver esto. Los jóvenes no son incluidos para decidir el futuro del país, únicamente cuando les conviene, comprando votos de los jóvenes con publicidad estúpida para captar la atención de los mocosos. Tener un cuerpo que sirve como lienzo para el arte es penado por la ley, poder escuchar opiniones diferentes es imposible, puedes ser condenado por la sociedad por el único hecho de ser un joven soñador, que desea ver un El Salvador lleno de vida y esperanza para mucho.
Saben una cosa, hay tantos vacíos en este texto lo cuales ustedes los pueden encontrar en libros que realmente dicen la historia de una sociedad estranguladora de razas y esclavizadora de la humildad y la buena volunta. Nueva mente una guerra, no sería la mejor solución, no cabe la posibilidad de los conflictos verbales que lleven nuevamente a los campos de maíz para cultivar fuerza, valor, amor por la libertad y unión de hermanos oprimidos por un sistema.
Espero que se ofendan los asesinos de raza al leer esto, espero iniciar una guerra con los que se oponen a mi pensamiento, añoro poder vivir en paz, deseo ver a mis hijos sin temor a la pobreza o las inclemencias sociales que se han vivido y se viven hoy en día, me pararé si es necesario. Todos los que han hecho mal a mi país morirán con ese cargo de conciencia que los ahogará hasta en la tumba. Malditos sean aquellos que su lema es la mentira y su arma es el yugo de la pobreza. Bastardos, escupo sangre en sus caras y en la de sus hijos.
Todo lo anterior se compara a un haiku que resume a grandes rasgos a los parásitos que son incurables en las venas de estas tierras.
Con todo mi infinito amor + 1, a El presidente, sus ministros y por su puesto al gran amo de estar tierras, Los Estados Unidos de Norteamérica.
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