La montaña se impone ante mí, burlándose con sus rocas de mi debilidad humana. El mar se ríe y acorrala mi cuerpo. La naturaleza me niega lo que quiero. El órden de las cosas nunca ha estado como lo pensaba. Siento ira contra ellos. Si puediese matarlos lo haría. pero eso es imposible. Me encadenan y engrillan. Hablan por la noche a mi oído desafiándome. Les hago caso como imbécil y vuelvo al eterno retorno. A ponerme de pie, para caer luego nuevamente. Sí. Tengo ira profunda. Cortaría con un cuchillo el aire para poder abrazarme, para poder respirar. Y hasta el arma me la niegan. Ni con amor lo lograría, ni con amor. Consumirme en esta ira es mi destino. Pero un día volveré siendo otra persona. En un corcel cabalgaré con una espada. Cortaré de cuajo los montes. Dejaré a cada ola del mar sin su espuma. Y a ellos, los ataré con una cuerda de acero y les prenderé fuego. Para que nunca más vuelvan. Y los consuma su ira.