Imagina un prado verde, las hojas de un invierno durmiendo sobre ellos... quizás sobre nosotros...
La reflexión, la monotonia, el intento...
el qué hago, el qué camino sigo...

Mi hada y mi musa,
los escritos de esta tarde se marcharon con el viento... sus maletas quedaron conmigo.
Al abrirlas me besaste y fue delicioso,
la luz de la mañana abrió tu maleta,
azar o conviccion, quizas doblar camisas y seguir insistiendo en la esperanza de tu amor;
y yo a ti al mirar tu sonrisa,
sueño en la cancion que nos dedique esa noche
que por esta dulce adiccion de quererte
la inexistencia de tu amor rebelde se esfumó,
cuando me dijiste mi amor ya no serás solo mi amigo ...
pero no era yo, ni quizas mi sombra...
era aquel que habia visto las alas en ella...
Y así al abrir los ojos desperté de sus sueños...