.-Estoy pensando en voz baja.-dijo la chica ensimismada cuando escuchó a su hombre prodigándole su amor un día.

.-Yo también te amo, pero.....¡No sé!,...¡No sé!.Sigo a mis sentimientos con la sabiduría endeble y en mis manos está, ¡Otra vez!, ese amor sediento y tentado por ese típico deseo de tocarnos y que solo me hace pensar en alguien con la urgente necesidad de poseerme.-

Había la oportunidad de una confrontación entre ese amor que chismorreaba embelesado, que él era infalible y esa chica que se negaba a aceptarlo en su corazón.

.-Tengo una herida aguijoneada por un mal recuerdo, que me irriga un sabor amargo en mi corazón y solo pensarlo, me estremece y me aparta de toda sensación bonita que pudiera acumular en mi pecho. ¡Sigo prisionera del pasado!.-

ya no pensaba la chica en voz baja,...¡Se asfixiaba!.

Con el primer beso, se ahogaría en torrentes la chica segura de si misma, mientras lo pedía a gritos en su pensamiento, cuando el hombre medía la distancia entre labio y labio cual ingeniero tanteando su obra y la fuente del amor más se encendía y sus pómulos se calentaban por el rubor y el deseo cada vez más ardiente.

.-¿Será verdad que no me va a besar?.- se preguntaba la chica, mientras el rato pasaba, entre charla y murmullo, entre risas y encantos.

¡El amor preparaba una de las suyas!

Al mismo tiempo, el hombre se relamía con entusiasmo, cada palabra que pronunciaba con el amor por delante, esperando nervioso algún indicio que, aunque llegaba nítido, no lo paladeaba todavía, pero....¡El beso ganaba partida!

A medida que la música encantaba, y el licor más subyugaba, el amor ya se sabía protagonista y se erguía triunfador y poderoso ante la chica, que temerosa y vacilante, sucumbió ante su embrujo y en ese mismo instante cuando asomó el instinto, sucedió el chasquido de un beso que electrificó la sala donde temblorosos dos labios, se enlazaron en un forcejeo de pasión y de lujuria y un torrente de recuerdos manó cual efluvio, sin contar minutos ni segundos.

Fue un mágico momento que deslumbró y franqueó su destino para siempre, pues se juraron no separarse jamás.

El brillo de sus ojos, la embellecieron aún más, su alma conjuró el milagro de brillar, mientras agitados, los dos se preguntaban, si en verdad no estaban soñando y la respuesta fue otro beso mas dulce y frenético.

Solo un tic de ese amor, moldeó una sonrisa de buen color y por fin la respiración jadeante, volvió a sentirse entre dos personas que nacieron...¡Para amarse y ser felices para siempre!