Niño ¿qué haces?, dame una razón para no mirarte a los ojos. Por favor no me mires, que las luces que emitían, han sobrepuesto el sombrío espejo de la realidad. ¡Por favor! dame una razón para conocer tu dolor y aliviarlo. No debes acercarte está tan triste mi alma que temo envenenarte.
He visto pasar los días, las semanas y actos humanos han destruído mi existir. Caí rendido al ver la sangre, mi cuerpo tembló al avisarle, tengo miedo de ensuciarme, pero de mi alma la luz aún brilla, aquella estela por la que mi ser vivía. ¡Si pudiera!, ¡si pudiera!, quiero entregarlo todo, pero el mundo me acorrala, con imágenes oscuras, con tierras contaminadas, tengo un ardor en el pecho, ya no puedo avanzar y solo quiero caer en mi lecho y allí tratar de parar, este martirio de no acabar. Que he hecho para merecer tanto desprecio, si dando vueltas al reloj, mi corazón palpitaba y ahora se desgana. ¡Ahi!, ¡ si supiera aquel ! que ya no está, que la vida se me va, tratando de amar lo que no se ama, y queriendo volver adonde estaba; el labio rojo de pasión y ahora un verde-gris con decepción, solo pido una cosa, toma mi corazón y desátalo, que querer ver de nuevo al cielo, es lo que estoy buscando y hacer que mi corazón siga soñando, para poder de nuevo imaginarme, que sigues dando vueltas conmigo , no como yo ahora solo en el camino y quiero vernos en una tierra que sigue brillando, y compararte como el ser que siempre fuiste, al que a mis labios ya mordiste; que pena tengo en el alma, al saber que te perdiste y ahora solo eres aquel, que convirtio mi vida en un simple espejo triste en donde nunca más apareciste. |